El tronco en tu ojo
“¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo, cuando tú tienes un tronco en el tuyo?” (Mat. 7:3, NTV).
Convivir con una persona con espíritu crítico es una tortura. Sus palabras gotean continuamente en nuestros oídos: ¡Plic! ¡Plic! ¡Ploc! Es fácil llenarse de ira y pensar que no hay nada que podamos hacer. Si confrontamos a esa persona, generalmente recibimos más críticas: “No tendría que criticarte tanto si fueras más responsable, si recordaras hacer las cosas sin que te lo pidiera cien veces…” ¿Qué podemos hacer? La respuesta es sencilla, y a la vez compleja: podemos orar (pero no de la manera en que generalmente lo hacemos). Sí, sin lugar a dudas debemos orar para que Dios cambie el espíritu de la persona crítica y la llene de gratitud. ¡Oremos por esto continuamente! Sin embargo, también debemos orar por la viga en nuestro propio ojo. “Cuando veas el pecado de otra persona, en lugar de usar esta información para corregirla, úsala para humillarte a ti mismo y para descubrir la viga en tu propio ojo”, escribe Paul Miller. “En lugar de usar el conocimiento que tienes de los defectos de los demás como un martillo espiritual, Jesús desea que lo uses para arrepentirte”. ¿Qué quiere decir esto? Esto quiere decir que debemos pedirle al Espíritu Santo que ilumine nuestras reacciones ante esta persona crítica y nos corrija. ¿Empeoro la situación con mis reacciones? ¿Demuestro impaciencia y orgullo con mis respuestas?
A veces tememos que, si nos humillamos ante Dios, la persona crítica se salga con la suya. Sin embargo, la realidad es que nuestras reacciones naturales no solo no resuelven el problema, sino que lo empeoran. Si en vez de demandar y reaccionar dependemos de Dios, su Espíritu hará lo que nosotras no podemos hacer y nos transformará a nosotras y a la otra persona. Cuando dependamos de la sabiduría del Espíritu Santo, él nos dirá qué decir y cuándo. Con muchísimas menos palabras, veremos mayores resultados. Obviamente, no podemos hacer esto solas. ¡Solo el Espíritu Santo puede lograrlo!
Por eso, ante la crítica, oremos para depender más profundamente de Aquel que puede transformar nuestras debilidades en una oportunidad para hacer resplandecer su gloria.
Señor, las personas criticonas me exasperan. Me resulta sumamente difícil tratarlas con compasión (especialmente cuando me critican a mí). Sin embargo, mis reacciones demuestran que yo tengo serios problemas de orgullo e impaciencia. ¡Ayúdame! Quiero depender continuamente de ti. Transfórmame y santifícame con tu Espíritu. Lléname de humildad para responder con sabiduría ante la crítica. Amén.
Amén