Risa y miedo de Sara
Sara tuvo miedo, y lo negó diciendo: “Yo no me he reído”. Pero el Señor le replicó: “Sí que te has reído”. Génesis 18:15, BLPH.
Sara era una anciana que hacía años había experimentado la menopausia cuando se enteró de que Dios finalmente le daría el hijo tan largamente esperado. Su risa no era de burla, sino de nervios, de incredulidad, pero no fue una risa agradable a los ángeles.
Llena de miedo por haber sido descubierta en su acto de escuchar a escondidas, decidió mentir para protegerse. El motivo más común para mentir es el miedo. Tememos expresar nuestros pensamientos y emociones. Tememos que nuestros malos actos sean descubiertos. Pero al mentir encontraremos mayores complicaciones que diciendo la verdad.
Sara había deseado un hijo toda su vida. Cuando empezó a dudar de esa posibilidad, pues humanamente era imposible, recibió la respuesta: “Donde fallan la sabiduría y la fuerza humanas y donde la naturaleza, debilitada, no tiene capacidad para actuar, allí Dios todavía tiene amplias posibilidades y hace que las cosas sucedan de acuerdo con los consejos de su propia voluntad divina. En realidad, con frecuencia permite que las circunstancias lleguen a una dificultad insuperable de modo que resalte la impotencia humana en marcado contraste con la omnipotencia divina” (1CBA, p. 340).
¿Cuántos años llevas esperando la respuesta a una oración? ¿Te has cansado de esperar? ¿Has pensado que tu pedido ya no será contestado? Hay un período de espera antes de recibir la bendición. Tal vez sea para probar nuestra paciencia, fortalecer nuestra fe, o prepararnos para la respuesta. “Fue permitida una tardanza, para probar su fe en el poder de Dios, pero fracasó en la prueba” (PP, p. 141).
Luego de orar, espera la respuesta de Dios, sin intentar ayudarle o editar el plan que tiene él para ti. Aunque no entiendas la razón de la espera a tu pedido, confía en que será contestado en el tiempo perfecto. En el texto que antecede al versículo de hoy, Dios le dice a Abraham lo mismo que se aplica a tu pedido no contestado: “¿Hay algo imposible para el Señor?” (Gén. 18:14, NVI). Dios, experto en lo imposible, conoce tus miedos, tu falta de fe, pero él no te reprende, sino que te sorprende.
Dios contestará esa oración por la que llevas años esperando respuesta. Haz una lista de las oraciones no contestadas aún, y deja un espacio para agregar la fecha cuando llegue la respuesta divina. ¡Te sorprenderá lo magnífico que es Dios!
Amén, Padre a sido bueno, en darme lo inesperados ,
comprendo que a veces no hay respuesta a algun pedido, porque tiene mejores planes para mi y agradezco lo que me da y por ello alabo su nombre, porque es bueno y para siempre es su misericordia. Amén