Un milagro para Janeth
«Vuelve y dile a Ezequías, jefe de mi pueblo: “El Señor, Dios de tu antepasado David, dice: ‘Yo he escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y dentro de tres días podrás ir al templo del Señor’”». 2 Reyes 20: 5
Dios decidió hacer un milagro de sanidad en la vida del rey Ezequías, como respuesta a su oración sincera. Milagros como este también pueden ocurrir en este tiempo. Permíteme contarte la historia de Janeth. Ella regresó del colegio una tarde y le dijo a su mamá que sentía dolor en las piernas. Unas semanas más tarde ya no podía caminar. Su cuerpo comenzó a deteriorarse y llenarse de llagas sin que los médicos pudieran hacer nada por ella.
Una noche tuve un sueño muy extraño: veía una habitación pequeña, en ella había imágenes de todas las religiones, dos camas con sábanas blancas y, en una de ellas, algo que parecía un cuerpo envuelto. Quedé extrañado y no podía dejar de pensar en aquellas imágenes, pero pasaron unos días y olvidé el asunto. Otro día, al regresar de un viaje alguien tocó el timbre en casa. Me asomé y vi a una dama allí parada. Me dijo que me arreglara para llevarme a un lugar. Llegamos a una casa y ella llamó a la puerta. Abrió otra dama y escuché cuando mi compañera le dijo:
—Encontré a la persona que Dios me mostró en el sueño.
Cuando llegamos a la habitación quedé impactado. ¡Era la misma del sueño! Dos camas, literaturas de diferentes iglesias, una virgen, una imagen de Buda y lo más impresionante: un cuerpo envuelto en la cama. Me dijeron que era Janeth. Frente a todas esas señales entendí que Dios estaba dispuesto a hacer un milagro en ella. Leímos la historia de los leprosos sanados por Jesús. Todavía cubierta por la sabana, ella preguntó si realmente eso estaba en la Biblia. Le dije que se destapara el rostro. Ella misma leyó en la Palabra y comenzó a llorar.
—Pídale a Dios que haga lo mismo conmigo.
Oramos pidiendo un milagro, y luego nos fuimos de la casa. Aquella tarde Janeth se paró de la cama y comenzó a caminar después de dos años. Cuando volví a aquella casa la vi acercarse a mí sin ninguna ayuda. Su cuerpo, aunque dejaba ver cicatrices, estaba limpio y libre de llagas.
Hoy en día hay muchas personas que, como Janeth, necesitan sanidad y @Dios te invita en este día a ser un emisario de la salud, tanto física como espiritual.