Kintsugi
“Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas y levantará los cimientos de antaño; serás llamado ‘reparador de muros derruidos’, ‘restaurador de calles transitables’ ” (Isa. 58:12, NVI).
Existe una técnica japonesa llamada “Kintsugi”, utilizada para arreglar objetos rotos. Esta técnica consiste en barnizar la cerámica con resina espolvoreada o mezclada con oro, plata o platino, y unir así las partes rotas. Surge a partir de la creencia de que todo lo roto tiene también una historia que contar y una reparación que vale la pena valorar y no necesariamente esconder.
En el transcurso de nuestra vida, muchas veces quedamos “hechos añicos”, como los pedazos sueltos de cerámica que algunas veces encontramos. También es posible que nosotros mismos hayamos generado una ruptura tal en la relación con otras personas.
En mi casa, dentro de un cajón, hay un par de platos de cerámica inglesa que nos fueron heredados como parte de un juego de comedor. Están rotos. Como son una herencia familiar, han quedado a la espera de ser pegados de alguna manera.
Entre nosotros habrá roces y relaciones rotas pero, como cristianos, podemos y debemos hacer uso de la reconciliación que Jesús tan bien ejemplificó con su vida. Nuestra mejor versión será la que muestre la inconfundible obra del Maestro en medio de nuestros pedazos rotos.
Quizás hoy Dios te está llamando a reparar o restaurar algo que se rompió (o rompiste) en algún momento.
“Gracias a Cristo se proporcionan al hombre tanto restauración como reconciliación. El abismo abierto por el pecado ha sido salvado por la cruz del Calvario” (Fe y obras, p. 96).
Ya hablaremos un poco más acerca de la reconciliación, pero hoy puede ser un buen día para pensar con qué persona podrías usar “kintsugi”.
Te animo a que busques fotos en Internet para ver cuán hermosos quedan estos artefactos después, y le pidas sabiduría a Dios para usar su milagrosa técnica en tu vida y en la de los demás.