Una historia única
“En cualquier caso, cada uno debe vivir conforme a la condición que el Señor le asignó y a la cual Dios lo ha llamado. Esta es la norma que establezco en todas las iglesias” (1 Cor. 7:17, NVI).
Dios me dijo que él está escribiendo una historia única con mi vida. Por eso, cuando me siento inferior, al ver los cuerpos esbeltos, las familias y los éxitos profesionales de otras mujeres, susurro una simple oración: “¡Que mi historia sea digna!” Dios no “copia y pega”; él escribe una trama diferente con cada una de nosotras. Mi vida no sería mejor si fuera como la de Laura; en realidad, sería la vida de Laura, no la mía. Lo que importa no es que nuestras historias encajen con las expectativas culturales, o en un jean de talle 26, sino que sean dignas de ser contadas en el cielo.
“Debemos resistir la tentación de comparar lo que él pide de nosotras con lo que él le puede pedir a otros”, escribe Nancy Leigh DeMoss en Surrender [Rendición]. Dios tiene un llamado y una asignación única para cada persona. “Sin importar si él te llama a servirlo de una manera que parece insignificante o significativa, escondida o visible, por debajo de tus habilidades o años luz por encima, aburrida o emocionante, común o inimaginable […] lo que sea que él te pida, dondequiera que él te envíe, el corazón rendido dirá junto con María de Nazaret: ‘Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí’ ”, agrega.
Dios nos da diferentes dones y diferentes llamados para servirnos las unas a las otras. Las bendiciones y las oportunidades recibidas no tienen la función de anclar nuestra identidad o definir nuestro valor personal (Cristo es el ancla, Heb. 6:19). Deja de compararte. No hay un llamado más grande ni mejor que el que Dios te dio a ti. “No deshonres a Dios al devaluar los dones que te ha dado”, escribe Jon Bloom en su artículo “Steward the Gifts God Has Assigned to You”. “No pierdas tiempo valioso refunfuñando sobre los dones que no tienes, o sintiendo resentimiento hacia los demás por los dones que poseen”, añade. Completa tu asignatura. Usa lo que recibiste para la gloria de Dios. Él te dará una recompensa fuera de proporción, escribirá con tu vida una historia digna de ser narrada en el cielo. Serás una página viva que cuente la historia de la redención.
Señor, gracias por darme un cuerpo y un llamado únicos, hechos a mi medida. Hoy renuncio a las comparaciones.
Quiero dedicar mi tiempo a comprender mejor mi llamado y a usar los talentos que me diste para tu gloria. Escribe una historia digna del cielo con mi vida. Me rindo a tus planes. Me entrego a tu sabiduría.
Amen, quiero ser digna de tu llamada, en el lugar que me indicas,mi historia debe ser única y digna de ser contada en el cielo. Amén