Promesa de paz
«¡Bendito sea el Señor, que ha concedido la paz a su pueblo Israel, según todo lo que ha prometido! Pues no ha dejado de cumplir ninguna de las buenas promesas que hizo por medio de su siervo Moisés». 1 Reyes 8: 56
Las promesas de Dios expresan su amor y tierno cuidado para nosotros, son el apoyo del diario vivir del creyente. En la Palabra de Dios existen más de 4,000 promesas. Es un arsenal de bendiciones de Dios para suplir las necesidades de sus hijos. Una de ellas se cumplió de manera especial en la siguiente historia.
Llevaba más de diez días caminando por las selvas y montañas. Había sido tomado por un grupo armado que llegó a media noche a su finca. Pronto se dio cuenta que no era el único, había una fila larga de hombres con las manos atadas a su espalda. Él ocupó el último lugar en la fila por un momento, pues a medida que avanzaban se sumaban más varones. Entonces recordó el Salmo que su madre le enseñó cuando era pequeño. Por una extraña razón, solo recordaba una porción de este: «El Señor es mi pastor… Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento».
Los nervios le estaban jugando una mala pasada. Entonces decidió repetir insistentemente lo que recordaba. Pronto descubrió lo que estaba pasando: cada determinado tiempo, mientras caminaban, separaban a la persona en el último lugar de la fila, lo llevaban aparte y lo ejecutaban. Cada vez la fila se fue haciendo más corta. Al atardecer se dio cuenta de que su turno llegaría pronto. Cuando cayó la noche, se llevaron a la persona que estaba detrás de él. Fue entonces cuando decidió repetir más seguido y con más insistencia lo que recordaba del Salmo.
La última vez que lo repitió, lo hizo llorando y a gritos. Aquella noche, mientras caminaban en la oscuridad al borde de un precipicio, resbaló y cayó por la ladera. Sus captores dispararon para rematarlo si sobrevivía a la caída. Cuando se percató de que se habían marchado, corrió en medio de la noche. Corrió varios días con sus noches. Solo paró cerca de su finca para llorar como un niño y agradecer a Dios por ser fiel a su promesa. Allí lo entendió, había pasado por el valle de sombra de muerte. Cuando cruzó el umbral de la puerta de su casa, sintió una paz profunda que él mismo no sabe explicar.
El mensaje de @Dios para ti hoy es: «¿Estás pasando por un momento difícil? No temas, yo estoy contigo para darte paz».