El Capitán
“Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti” (Isaías 26:3).
Wagner sabía nadar, pero no muy bien. En un viaje escolar a la costa, se organizó un paseo en lancha. Sería su primera experiencia en un recorrido de este tipo. Al entrar, sintió que la embarcación se balanceaba un poco. Le dio un poco de miedo, pero nada aterrador.
Todo iba bien, hasta que las olas empezaron a estrellarse furiosamente contra el barco. Wagner estaba un poco preocupado, pero todos parecían divertirse… ¡Así que, todo genial! Para garantizar la seguridad, adoptó dos estrategias: permanecer en el centro de la embarcación y vigilar al capitán. “Si él está tranquilo, yo también lo estaré”, pensó. Más tarde, en tierra firme, Wagner recordó la paz que sentía mientras observaba la serenidad del capitán.
La Biblia tiene muchas historias de hombres y mujeres que pasaron por momentos difíciles. José fue traicionado por sus hermanos; Ester suplicó por la vida de su pueblo ante un rey pagano; Gedeón entró en batalla con solo trescientos soldados; Sadrac, Mesac y Abed-Nego fueron arrojados a un horno de fuego. Todas estas personas vieron la mano poderosa de Dios en acción y experimentaron la paz que él, el Capitán de su vida, les brindó.
Lo asombroso es que estas personas sintieron paz incluso antes de que Dios actuara. Sin conocer el futuro, decidieron confiar. ¿Cómo se las arreglaron para sentirse en paz ante los problemas? Vigilaron al Capitán y sabían que estaban en buenas manos.
Quizás estés pasando por un momento muy difícil. Incluso sin saber qué depara el futuro, ¡confía en Dios! Él es nuestro gran Capitán.