El miedo de los enemigos
Así que los moabitas se llenaron de miedo y se angustiaron al ver que los israelitas eran muchos. Números 22:3, PDT.
El pueblo de Israel avanzaba de victoria en victoria, derrotando a todos los pueblos que iban encontrando a su paso. Las comunidades circunvecinas oyeron hablar sobre el éxito de este pueblo nómada y empezaron a llenarse de miedo. Cuando marchas con fe por el éxito asegurado por Dios, aun quienes no te quieran notarán y respetarán tus planes. Un dicho popular reza: “Todo el mundo se aparta para darle paso al que sabe adónde va”. Si sabes cuál es la misión que Dios tiene para ti, sigue adelante; Dios infundirá miedo en aquellos que intenten estorbar tus planes.
Israel acampaba en los campos de Moab, llanuras que originalmente pertenecían a los moabitas y, aunque conquistadas por los amorreos, retuvieron el nombre original. Es probable que la llegada a estas tierras ocurriera al final de los cuarenta años de peregrinación. Se detuvieron frente a Jericó, pero no cruzaron el Jordán hasta que Josué, sucesor de Moisés, tomó el mando. Su llegada a Moab no fue bienvenida; por el contrario, los habitantes se llenaron de miedo y tomaron varias decisiones equivocadas.
Cuando el miedo ataca, tomas decisiones apresuradas de las que podrías arrepentirte más tarde. Si observas tu pasado, notarás que la mayoría de las decisiones erradas fueron tomadas a causa del miedo. Percibirás que esas decisiones tampoco fueron consultadas con Dios.
Moab había sido informado de que los israelitas habían vencido a los reyes amorreos Sehón y Og, los gobernantes cananeos más poderosos de ese tiempo, pero desconocían la orden de Dios dada a Israel de que no molestaran a los moabitas. De todas maneras, ese miedo había sido previamente profetizado: “A los valientes de Moab los asaltará temblor, se acobardarán todos los habitantes de Canaán” (Éxo. 15:15). De la misma manera está profetizado el éxito frente a tus enemigos: “Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; más a ti no llegará” (Sal. 91:7).
Estamos frente al Jordán, tal como los israelitas, esperando que nuestro gran líder Jesús dé la orden de marcha para entrar en la Canaán celestial. Avanza en el nombre de Jesús, que tus enemigos temblarán cuando vean cómo Dios ha dirigido tu vida.
Eleva una oración pidiendo coraje y confianza para concluir lo poco que te falta de la carrera cristiana y ser contada como una de las redimidas por la sangre del Cordero.
Muy bonito mensaje