No temas, Raquel
«Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas, que también tendrás este hijo”. Génesis 35:17.
Raquel, la esposa amada de Jacob, estaba embarazada de su segundo hijo. ¡Con qué ilusión cuidaría su embarazo! Todo parecía perfecto, hasta que el parto se complicó.
La mujer en los tiempos bíblicos se casaba cuando era apenas una adolescente, tenía uno o más hijos y moría joven, muy a menudo en trabajo de parto. La tasa de mortalidad infantil y madres embarazadas era alta. Algunos registros egipcios de épocas tempranas indican que el noventa por ciento de los bebés moría durante el primer mes de nacido. Muchas mujeres daban a luz solas o con la ayuda de otra mujer, miembro de la familia y con poca o ninguna experiencia en partos.
El parto de Raquel debe haber sido una experiencia extremadamente dolorosa, al punto de que en su último suspiro llamó a su hijo Benoni, que significa “hijo de mi dolor” o “hijo de mi desgracia». Raquel compartió su dolor y miedo con su partera, una mujer anónima que cumplió no solo el papel de partera sino también de motivadora, al darle coraje a la madre moribunda. Se necesitan mujeres que voluntariamente se pasen del bando de las críticas al bando de las motivadoras, que no necesiten elogios, salarios ni reconocimientos para empatizar con el dolor ajeno. Mujeres que tengan una palabra de bondad para el que sufre, una palabra de coraje para quien teme, y una palabra de esperanza para quien la ha perdido. Mujeres a las que no les importe mantenerse en el anonimato mientras otras reciben los reconocimientos.
Imagina a Raquel en el cielo cuando se reúna con su partera y termine su discurso interrumpido por la muerte: “Gracias, tus palabras me animaron, me llenaron de valor. Que tú confiaras en mí me ayudó a confiar en mí misma”. Haz eco de las palabras de esta partera anónima con las mujeres que están en tu entorno. Acércate a la madre que llora por su hijo enfermo y dile: “No temas”. Hazte amiga de la estéril y háblale con esperanza: “No temas”. A la que por primera vez va a dar a luz, no le llenes la cabeza con historias de terror, solo dile: “No temas».
No importa que nadie registre tus palabras en un libro, un día junto con la partera de Raquel recibirás tu recompensa. Haz una lista de las personas en tu entorno a quienes les puedes dar el mensaje: No temas.