Al paso de Dios
“Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuera traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios” (Hebreos 11:5).
Un hacendado que poseía tierras a lo largo del litoral del Sur Atlántico buscaba un empleado. Una misión no fácil, por las tempestades que barrían aquella región, haciendo estragos en las construcciones y las plantaciones. Finalmente, un hombre pequeño aceptó el ofrecimiento. Respondiendo a las preguntas de rigor, respecto de su experiencia y su disposición, contestó con un “puedo dormir incluso cuando sopla el viento”.
El hacendado estaba muy satisfecho con su trabajar responsable. Hasta que, una noche, el viento sopló fuertemente. El hacendado buscó rápidamente a su empleado, pues una gran tormenta se avecinaba, pero él estaba durmiendo.
El propietario salió a recorrer y descubrió que todo estaba en orden, la cosecha cubierta con lonas firmemente atadas al suelo. Los animales estaban protegidos, y todas las puertas y las ventanas muy bien trabadas. Entonces entendió lo que significaba: “Puedo dormir cuando sopla el viento”. No dormía por falta de responsabilidad, sino por seguridad y confianza.
¿Qué es caminar con Dios? Es tenerlo presente y estar en armonía con la voluntad de Dios. Enoc mantuvo intimidad con Dios. Su nombre significa “dedicado”, “disciplinado”. Por esto, Enoc pudo caminar en santidad ante Dios por trescientos años. La caminata de Enoc con Dios ocurría en todos los deberes de la vida diaria. No se convirtió en un ermitaño. Caminó con Dios, pero cumplió sus deberes en su familia y en sus relaciones como amigo y ciudadano.
Normalmente, nosotros caminamos con alguien cuando ese alguien es necesario en nuestra vida. ¿Es Dios completamente necesario para ti? ¿O es solo un accesorio que usas el sábado, durante el culto, y luego lo desechas? ¿Es Dios tu amigo, hasta el punto de que a menudo merece una buena caminata contigo, de tal forma que dedicas tiempo leyendo su Palabra?
Enoc caminó con Dios, creyendo en su existencia, reconociendo su necesidad, profundizando la amistad, fortaleciendo la comunicación y perseverando en la esperanza.
Habían pasado tres siglos tan exultantes juntos que Dios quería que fueran una eternidad; por eso, Enoc “desapareció, porque se lo llevó Dios”. Tanto en la Tierra como en el cielo, Enoc caminaba y camina al paso de Dios.
Ser responsables y prevenidos evitan problemas posteriores, de igual manera nos previene Dios sobre nuestro accionar para que evitemos consecuencias. Dios es grande.