Nuestro guía
“Así es nuestro Dios por toda la eternidad. ¡Él es nuestro guía eternamente!” (Salmo 48:14).
Cuando Juliana cumplió doce años, quiso celebrar con una salida extrema. Ella pidió hacer rafting. Su padre es deportista y apoyó a su hija, diciéndole que bajaría un rápido con ella. Cuando el automóvil familiar llegó al parque, Juliana pudo ver partes del río. Había zonas de aguas tranquilas, pero otras tenían tramos fuertes, con piedras enormes y lisas. ¿Realmente quería hacer esto? Quizá no había sido una buena idea. En silencio, se puso el chaleco salvavidas y el casco.
Un hombre se acercó a ellos y comenzó a explicarles lo que iban a hacer. Era el guía. Se llamaba Iván. Juliana se mostró menos aprensiva cuando él dijo que los rápidos de ese río eran adecuados para quienes recién se inician en el deporte. Iván les mostró exactamente cómo se suponía que debían manejar la balsa. Explicó que, en algunas partes, irían juntos, en línea. La niña decidió confiar en el guía, ya que sabía exactamente cómo bajar por el río de la mejor manera. No solo los mantendría a salvo, sino que también los ayudaría a tener la mejor aventura posible.
Dios es un Guía experimentado. En la vida, a veces todo está bien con la familia y los amigos; es como si Dios estuviera guiándote por senderos suaves. Pero el camino de una persona no siempre es fácil. Podemos pasar por situaciones muy difíciles, con enormes rocas y peligros. Sin importar lo que esté sucediendo, Dios es el Guía más confiable que puedas tener. Ve todo y sabe cómo manejar cada situación.
Él es todopoderoso y puede protegerte de cualquier cosa que tengas que enfrentar. ¿Y tú? Cuando estás en problemas, ¿ves a Jesús como el único Guía seguro? Hazlo hoy, y experimenta la aventura de vivir en la presencia de Dios.
