Jueves 24 de Noviembre de 2022 | Matutina para Jóvenes | «No me cambies por un mono»

«No me cambies por un mono»

«Luego los sacó y les preguntó: “Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?”. Ellos contestaron: “Cree en el Señor Jesús, y obtendrás la salvación tú y tu familia”». Hechos 16: 30, 31

Una noche, en un programa de televisión, el maestro de ceremonia le preguntó a un niño de nueve años:

—¿Qué crees que es la cosa más grande del mundo?

Hubo una pausa prolongada, al final de la cual el niño respondió:

—Creo que es la salvación.

Naturalmente el presentador esperaba otro tipo de respuesta, tal vez una relacionada con las maravillas de la ciencia, pero se repuso en un instante, se volvió al niño y le dijo:

—Creo que tú tienes razón, ciertamente no puede haber nada más grande en este mundo. Permíteme preguntarte: ¿has pensado en tu propia salvación?

Uno de los ver­sícu­los más extraordinarios de la Biblia es Juan 3: 16. De este ver­sícu­lo aprendemos que Dios tiene un amor inmenso por sus hijos, la salvación es posible para todos, y para ser salvos hay que creer. Veamos un poco más: Adán y Eva pecaron, pero en vez de destruirlos, aquella tarde un cordero ocupó su lugar cuando Dios les anunció el plan para salvarlos. ¿Qué tenían que hacer Adán y Eva? Creer que Dios los amaba, aceptar el plan de Dios, obedecer por amor. El plan es el mismo para nosotros. Jesús vino a dar su vida en rescate por nosotros (Marcos 10: 45) y el ver­sícu­lo de hoy nos recuerda que la condición se mantiene: nuestro trabajo consiste en creer.

¿Sabes lo que me resulta difícil de entender? Que haya personas que no estén dispuestas a creer porque les cuesta deshacerse de algo en su vida.

Un hombre había naufragado. Providencialmente había una isla a cierta distancia y llegó a ella. Después de mucho tiempo, divisó un día una embarcación, hizo señas desesperadamente. Alguien lo vio y se acercaron a la isla. Cuando llegaron, el hombre dijo:

—¡Qué suerte que han venido! ¡Podré salvarme!

Y los hombres, llenos de alegría, le dijeron:

—Suba.

Pero cuando estaba por subir, uno le dijo:

—Por favor, deje al mono, en este barco no se permiten animales.

Y el miserable hombre dijo:

—Si no me permiten llevar al mono, entonces me quedo.

El barco se alejó, y él quedó en la isla con su mono.

¿Has pensado en tu salvación? @Jesús te dice hoy: «No te quedes con el mono, no me cambies por él. Acepta la salvación que te ofrezco».

Hay un mensaje especial para ti:  Matutina para Jóvenes, Miércoles 24 de Febrero de 2021
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