“Será libertado”
“El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra ni le faltará su pan” (Isaías 51:14).
Según un artículo publicado en el diario argentino La Nación, un hombre murió tal y como vivió: en esclavitud. Dicho artículo hace referencia a un hombre que vivió hace nada más y nada menos que mil quinientos años. Sus restos asombraron a un grupo de arqueólogos porque “tras un intenso estudio, se determinó que podría tratarse de una persona esclavizada, lo que sería la primera evidencia científica de esclavos” en lo que era el antiguo Imperio romano. Lo que llamó la atención de estos expertos es que el hombre había sido sepultado con los grilletes puestos.
Se sabe que en Roma se solía atar a los esclavos a fin de que no olvidaran que eran personas sin derechos, sujetas a los designios y caprichos de sus dueños. Los amos podían atormentarlos, venderlos, abandonarlos o, incluso, matarlos, y nada de eso era considerado delito. De acuerdo con Michael Marshall, un especialista en hallazgos prehistóricos y romanos del Museo de Arqueología de Londres, que ese hombre haya sido enterrado con grilletes “demuestra que algunas de las consecuencias simbólicas del encarcelamiento y la esclavitud podrían extenderse incluso más allá de la muerte”.¹⁷
Hablando de la obra de Cristo, el libro de Hebreos declara: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Heb. 2:14, 15). El texto presenta a Satanás como el emperador de la muerte y a nosotros estando “toda la vida sujetos a [su] servidumbre”; es decir, sujetos a sus grilletes, en la vida y en la muerte.
Sin embargo, la buena noticia es que Cristo nos libró de esa esclavitud destruyendo “al que tenía el imperio de la muerte”. Jesús rompió para siempre las cadenas con las que el enemigo nos había mantenido oprimidos y esclavizados.
No pasaremos la eternidad arropados por el polvo de la muerte eterna y atados a grilletes eternos, ¡no! En Cristo Jesús, al ser “libertados del pecado”, ahora somos “siervos de la justicia” (Rom. 6:18). La promesa de Dios para nosotros es esta: “El agobiado será libertado” (Isa. 51:14). Vivamos como lo que somos: ¡libres en el Señor!
17 “1.500 años de humillación: la oscura historia del esqueleto que apareció esposado”, La Nación (9 de junio de 2021).