La paz que vence al mundo
«Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo, ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo». Juan 16: 33
Este pasaje expresa una realidad incuestionable: los creyentes, los hijos de Dios, mientras estemos en el mundo sufriremos aflicciones. Por eso, nos toca hacerle frente a tantos problemas y vicisitudes en el trasegar de nuestra existencia.
Elizabeth se casa con el deseo de tener una familia, pero después de diez años no lo consigue. Maritza, en cambio, logra tener su primer hijito, pero el bebé nace con el síndrome de Down. Gonzalo, un fiel servidor de Dios es secuestrado por un grupo alzado en armas y mantenido en cautiverio un largo tiempo alejado de su familia y de la civilización. Lucila despide a su esposo, que sale a trabajar, y nunca más lo vuelve a ver. Teresa se casa enamorada, pero su matrimonio apenas dura dos meses, pues su esposo es asesinado. Daniel realiza su boda y se une a su esposa pensando que estarán juntos «hasta que la muerte los separe», pero ella abandona el hogar y se va con otro hombre. Misioneros encarcelados, pastores asesinados, iglesias bombardeadas, feligresías dispersadas por la persecución, templos y escuelas confiscadas. Hermanos con sida, hermanas con cáncer. Todo eso y mucho más hemos enfrentado y seguiremos padeciendo.
Pero estas cosas son nada en comparación con lo que ha de venir. Los tiempos que vienen serán más difíciles para el pueblo de Dios. Elena G. de White escribe: «Satanás tiene miles de ataques disfrazados que serán lanzados contra el pueblo de Dios, que guarda los mandamientos, para obligarlos a violar su conciencia» (Eventos de los últimos días, p. 124).
Los Hijos de Dios seremos tratados con desprecio, seremos privados de todo apoyo terrenal, encarcelados, ejecutados y quién sabe qué otras cosas más. Pero no digo esto par asustarte, pues el pasaje no termina en «sufrir».
El pasaje nos invita a hacer uso de la paz verdadera de la que hablamos ayer. Nos pide aferrarnos a la inamovible confianza de que tenemos un Dios superior incluso a la muerte. Ese @Dios nos dice: «Yo he vencido al mundo y así como yo lo vencí, te puedo dar el poder para vencerlo tú también».
