Cuando la fe se te ve en los ojos
«Ese hombre estaba muy atento a la predicación de Pablo. Este al notarlo, comprendió que aquel hombre tenía suficiente fe para obtener su sanidad». Hechos 14: 9, NBV
Cuando la vida, o las circunstancias, te inhabilitan y no te dejan mover ni avanzar, necesitas fe a un grado suficiente que se te note en los ojos, como en el caso de este hombre tullido en Listra. Pablo alcanza a percibir la fe en él tan solo con mirarlo a los ojos. Esto me trae a la memoria a la hermana cuya hija estaba embarazada, pero que le había tocado enfrentar un sinnúmero de problemas. Los médicos la mantuvieron bajo un estricto control para lograr mantener al bebé en su interior hasta que alcanzara la madurez necesaria para nacer.
En la etapa final las cosas se complicaron tanto que la dama tuvo que ser hospitalizada para estabilizarla y luego proceder a una cesárea. La hermana acompañó a su hija todo este tiempo en la clínica y, como buena misionera, le habló a los médicos, a las enfermeras y a todo el personal de su Dios.
—El Dios en el que creo es un Dios poderoso y tengo fe en que todo saldrá bien.
Llegó el momento esperado y los médicos, después de una evaluación, reunieron a la familia y dijeron que no era posible salvar la vida de las dos. Cuando le preguntaron al padre de la dama, él eligió a su hija, cuando le preguntaron al esposo, él también eligió a su esposa. Pero cuando le preguntaron a la madre ella, con la seguridad que la había caracterizado, y con una fe que se le alcanzaba a ver en los ojos, les dijo:
—Las quiero a las dos, a mi hija y a mi nieta. Por favor, sálvenlas a las dos.
El personal médico entró a la sala del quirófano y comenzaron a trabajar, pero las cosas se fueron complicando. De repente una de las doctoras salió del quirófano y abrazó a la señora diciéndole:
—Lo siento mucho, pero fue imposible, perdimos a las dos.
La hermana se deslizó de los brazos de la doctora y cayó de rodillas. No le importó que estaba a la vista de todos. Allí oró: «Padre Dios, le he contado a estas personas que yo creo en un Dios Todopoderoso, ese Dios eres tú. Devuélveme a mi hija y a mi nieta». En el acto otro de los médicos llegó corriendo y dijo:
—Doctora, regrese rápido al quirófano, las hemos recuperado a las dos.
¿Cómo está tu fe hoy? @Dios te dice en este día: «Inicia el día con una fe visible en tus ojos».