La armadura de Dios
«Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo». Efesios 6: 11
El Imperio romano dominó el mundo durante mucho más tiempo que otros grandes imperios. Los ejércitos de legionarios fueron clave en este gran logro. Estos ejércitos eran una verdadera máquina humana de guerra. Sus tropas se convirtieron en la más eficaz organización militar de la historia. Se trataba de un ejército profesional, compuesto de soldados bien disciplinados y rigurosamente adiestrados, pero sus resultados en la batalla eran atribuidos a su armadura. De hecho, el apóstol Pablo se basó en la armadura romana para ilustrar el equipo espiritual que necesita el cristiano a fin de salir airoso en su combate contra el diablo.
Dios nos ofrece una armadura que él mismo hace que sea eficaz y nos dice, a través del apóstol, que es importante ponérsela toda, usarla completa. La victoria en el combate espiritual no puede ser una realidad si de manera selectiva utilizamos unos elementos, aquellos con los cuales nos sentimos más cómodos, y desechamos los que nos incomodan. Los elementos descritos por Pablo se pueden dividir en dos categorías: defensivos, como el cinturón de la verdad que no es otra cosa que aferrarse a la verdad, al evangelio, y esa verdad es Cristo; la coraza de la justicia, que se refiere a uno de los requisitos más importantes para el creyente: la santidad; el calzado del evangelio, que simboliza la firmeza del cristiano; el escudo de la fe, que es un arma de defensa y protección para el creyente; el yelmo de la salvación, que cubre la cabeza y, como tal, nos defiende de las dudas y los pensamientos negativos, ya que las grandes batallas del cristiano se libran en la mente.
La segunda categoría la conforma el arma de ataque, que es solo una: la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, la Biblia. Es vital que el cristiano conozca la Palabra de Dios para que pueda atacar al enemigo cuando llegue «el día malo» y que sepa usar la verdad de la Palabra para derrotar al enemigo, así como Cristo lo hizo en el desierto.
Hoy tú necesitas cubrirte con la armadura de @Dios, él te dice: «He puesto a tu disposición todo lo necesario para que salgas victorioso ante el mal. Alístate hoy».