Las piedritas de David
“Y el jefe de la cárcel confió en mano de José a todos los presos que estaban en la cárcel, y de todo lo que allí se hacía él era responsable” (Gén. 39:22, LBLA).
El escritor Zig Ziglar una vez dijo: “Si haces lo que debes hacer cuando debes hacerlo, llegará el día cuando podrás hacer lo que quieras cuando quieras”. Sabemos que no se refiere a una vida desequilibrada como resultado final, sino justamente al premio que viene por las actitudes responsables de cada día.
El sociólogo Simon Sinek, por otro lado, menciona la importancia de la repetición de ciertas conductas y cómo es esa continuidad la que muestra resultados al final. Si hoy comenzamos a hacer ejercicio y nos miramos al espejo, no notaremos cambios. Mañana tampoco. Pero con el pasar del tiempo, sí. Así sucede en las relaciones humanas también. Cada pequeña acción suma (o resta) y cuenta.
David era un joven responsable. Al cuidar las ovejas cada día, había desarrollado un temple y una fortaleza increíbles, además de su actitud intrépida. Cuando su padre lo envió para llevarles provisiones a sus hermanos, él cumplió con su cometido.
Uno de los aspectos importantes que podemos rescatar de su historia es que no solo cumplió con la tarea encomendada, sino que hizo más, esta vez por su responsabilidad ante Dios.
Eliab, su hermano mayor, lo tildó de atrevido y mal intencionado.
Saúl, ante su iniciativa, lo tildó de muy joven e inexperimentado.
Goliat, al verlo listo para pelear, se burló de él y lo amenazó.
Esto no impidió que David cumpliera su propósito y se preparara concienzudamente para su desafío. ¿Qué habrá pensado mientras escogía cada una de las cinco piedras? ¿Acaso no creía que con una alcanzaría? Más que desconfiado, David fue precavido (otra característica que generalmente acompaña a los responsables). En Gat había otros gigantes con los que más tarde David y sus oficiales se enfrentarían (2 Sam. 21:15-22). En un libro de lecturas devocionales, leí que David quizá juntó piedras como para hacerle frente a cada uno de ellos. No lo sabemos realmente, pero sí sabemos que este joven obtuvo la victoria en el nombre del Dios de los ejércitos.
Quizás hoy tienes la responsabilidad de “llevar provisiones a tus hermanos”, pero Dios te invita a enfrentarte a un gigante también. Actúa responsablemente, tomado de su mano, y tu obediencia y tu victoria serán dobles.