La escuela de ciclismo
“Entonces te deleitarás en Jehová. Yo te haré subir sobrelas alturas de la tierra” (Isaías 58:14, RVR 95).
Cuando intentaste andar en bicicleta por primera vez, ¿recuerdas lo difícil que era mantenerse en ella y no perder el equilibrio? A veces, perdías la concentración y te caías, o incluso chocabas con arbustos y vallas. Pues bien, las primeras bicicletas eran aun más difíciles de conducir. Se las llamaba “bone shakers” [sacudidoras de huesos] por la sensación que producían al pasar por encima de los baches de las calles.
Algunas tenían una forma extraña, con una rueda enorme delante y otra diminuta detrás. Para llegar al asiento alto había que subirse a un pequeño escalón en el lateral del cuadro, por lo que la conducción era, en el mejor de los casos, difícil y siempre traicionera.
A pesar de todo esto, andar en bicicleta se convirtió en algo muy elegante y muy caro. Una muy popular en esa época era la Columbia Bicycle, una bicicleta de 1,50 metros de altura que se vendía por 125 dólares (en comparación, una máquina de coser se podía comprar por 13 dólares). En dinero de hoy, una bicicleta así costaría más de 1.900 dólares. Esta podría ser la razón por la que algunos líderes religiosos de la época decían que las bicicletas eran un lujo, y que no eran una forma responsable de gastar el dinero.
La gente que compraba bicicletas solía salir a pasear por el parque por la tarde, todos vestidos con sus mejores galas. Y eso era un problema: ¿cómo subirse a ese asiento tan alto con esa ropa tan bonita? (sobre todo las mujeres que, en aquella época, siempre llevaban vestidos). Y así ocurrió lo inevitable. Finalmente, alguien se espabiló y puso en marcha un programa de formación de ciclistas para enseñar a la gente a andar en la “bone shakers”. El 5 de diciembre de 1868, se inauguró en Nueva York la primera escuela americana de ciclismo.
Hoy en día, andar en bicicleta es algo muy común. Casi todos los niños aprenden cuando están en edad escolar, y la mayoría de la gente está bastante segura cuando anda en bicicleta. Algunas están diseñadas especialmente para satisfacer a los ciclistas de riesgo o de velocidad, pero la mayoría de nosotros no buscamos adrenalina, sino solo deseamos utilizar la bicicleta para pasear, para hacer ejercicio o como medio de trasporte.
Hoy, Jesús te invita a pasear con él por los lugares altos de la tierra. Te ofrece una oportunidad de seguridad eterna y una vida con él que no tiene riesgos espirituales. ¿Por qué no aceptas la oferta y encuentras toda tu felicidad en él?
Amén, enséñame a confiar en ti, y serte fiel y todo lo demás viene por añadidura