Paz para la familia
«Paz a ti, a tu familia, y paz a todo cuanto tienes». 1 Samuel 25: 6, RV95
Al mirar en cualquier dirección, se podía ver lo mismo: ranchos quemados, reses y caballos deambulando, corrales destruidos y fincas completamente enmontadas. El panorama era totalmente desolador. Destrucción, desalojo y muerte eran la ley en ese territorio en tiempos de violencia.
Al preguntar por los habitantes de la región, me contaron que la mayoría había tenido que escapar para salvar su vida y la de sus seres queridos.
Al huir habían dejado todo abandonado. Pero me dijeron que solo había quedado en la región una familia, y ellos se encargaban de cuidar las propiedades de los que habían huido.
Cuando pregunté un poco más por la familia que no había huido me llevé una agradable sorpresa. Se trataba de una familia adventista, la única que vivía en la región y a quienes nunca le pidieron abandonar el lugar. Al parecer, un emisario llegó a la zona para darle el ultimátum a las familias, visitó una por una las casas y les fue entregando el panfleto donde se daba la fecha en que tenían que abandonar sus fincas y todos sus bienes. Parece ser que cuando esta persona llegó al hogar de la familia adventista los encontró haciendo el culto de la mañana y tomó la decisión de regresar en la tarde. Después de visitar todos los hogares, regresó al hogar adventista y para su sorpresa estaban haciendo lo mismo que en la mañana. Le sorprendió encontrar una familia que se reuniera para adorar a Dios y pedir su protección. Pensó que con personas así era mejor no meterse para evitar problemas y, por otro lado, le pareció que eran personas inofensivas. De manera que, aunque todos los demás tuvieron que huir para salvar su vida, aquella familia pudo permanecer en ese lugar sin ningún contratiempo.
Resulta impresionante cómo en momentos tan difíciles, cuando miles de grupos familiares fueron desplazados de sus tierras y tuvieron que abandonarlo todo, una familia haya podido vivir en paz por el solo hecho de ser cristianos fieles.
Definitivamente Dios cumple su promesa de dar paz a sus hijos y también a sus familias. Esta mañana, antes de salir a tu jornada diaria el mensaje de @Dios para ti es: «Entrégate de todo corazón a mí, búscame, y mi paz no solo llenará tu vida, sino también la de tu familia».