¿No son falsas sus visiones?
“¿Acaso no son falsas sus visiones, y mentirosas sus adivinaciones, cuando dicen: ‘Lo afirma el Señor’, sin que yo haya hablado?” (Eze. 13:7, NVI).
El pueblo se burlaba de las advertencias. Se rebelaba contra los profetas. Actuaba como si Dios hubiese desaparecido y no creía que fueran a recibir más visión profética. Una y otra vez Dios los reprendió, quiso que entraran en razón, pero fue en vano. Se comportaban de forma tan temeraria e irreverente…
Hoy podemos caer en el mismo error de ellos.
Podemos, también, llegar a confundir algunos mensajes e interpretarlos como si provinieran de Dios, cuando en realidad no es así.
En el pueblo de Israel, y también hoy, hubo muchos falsos profetas, y Dios nos advirtió que nos cuidáramos de ellos (Mat. 7:15).
Hay dos historias que quizá no son tan conocidas, pero que ejemplifican mucho el peligro de la influencia de estas personas. Una se encuentra en Jeremías 28, cuando Hananías dijo que Dios quebraría el yugo que Babilonia tenía sobre ellos y el pueblo confió en su mentira. Otra historia se encuentra en 1 Reyes 13, cuando un hombre de Dios que tenía orden expresa de no retroceder en su camino lo hizo por causa de otro hombre que le mintió y le aseguró que Dios le había dicho que volviera con él. Te invito a que las leas con atención y veas qué características tuvieron sus discursos.
¿Por qué es tan fácil caer?
En Cristo en su santuario, leemos: “El Salvador predijo que en los últimos días aparecerían falsos profetas que arrastrarían a discípulos tras sí; y también que los que en ese tiempo de peligro debieran permanecer fieles a la verdad que está especificada en el libro del Apocalipsis, tendrían que enfrentarse con errores doctrinales tan sutiles que, de ser posible, engañarían a los mismos escogidos” (p. 21).
Se utilizará la Biblia misma, tergiversada en su interpretación y presentación, para engañar.
¿Cuán bien conoces la Biblia? ¿Cuán bien conoces al Dios de la Biblia?
Tengamos cuidado, estemos alertas, pero confiemos en Dios y en sus verdaderos profetas.