Mujer Bonita
«Estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía» (Isa. 43:19, NTV).
Rahab lo tenía todo en contra: era una mujer en una era patriarcal; era amorrea, y por lo tanto miembro de un pueblo idólatra; y para colmo, ¡era prostituta! Nadie esperaba mucho de ella. Si Rahab hubiera contraído una enfermedad venérea y muerto joven, nadie se hubiera sorprendido. Si la hubieran encontrado golpeada e inconsciente en un callejón, nadie hubiera prestado demasiada atención. Lo que fue una verdadera sorpresa, sin embargo, fue que Rahab se convirtiera en una mujer de fe ejemplar, casara con uno de los líderes de Israel y llegara a ser parte de la genealogía de Jesús. Ni siquiera la película «Mujer bonita» tiene un cambio tan drástico. ¡La gracia de Dios es escandalosamente generosa!
El mensaje de la historia de Rahab es claro: tu pasado no determina tu futuro. Dios no se conformó con salvar la vida de Rahab y la de su familia. Dios no le dijo: «Bueno, te salvé de morir en la ciudad, pero no esperes mucho más. Como tu pasado es tan horrible, Rahab, ahora debes conformarte con mendigar entre esta gente». ¡ La gracia de Dios es escandalosamente generosa. Dios no solo la salvó, sino que también le dio un futuro extraordinario. Rahab se casó con Salmón, uno de los espías de Israel y dio a luz a Booz, quien sería posteriormente el esposo de Rut. Rahab IIegó a formar parte de la genealogía del Mesías.
¡Tu pasado no determina tu futuro! Abuso sexual, maltrato emocional, abandono, adicciones, malas decisiones… Realmente no importa qué es lo que hay en tu pasado; lo que importa es quién sostiene tu futuro. La salvación de Dios es mucho más grande que nuestros pecados (o la manera en que otros pecaron contra nosotras). Los planes de Dios son infinitamente más grandes que nuestro pasado y más poderosos que cualquier trauma.
Esta mañana, cuando te mires en el espejo antes de salir de la casa, quiero que veas a una mujer hermosa, con un futuro extraordinario. Porque, como escribe Preston Sprinkle en Charis: «Llevas puesta una corona de gloria y honor. El Rey […] de la creación la colocó sobre tu cabeza. Cuando tú te miras al espejo y ves cicatrices y granos, abuso, soledad y dolor, Jehová ve gloria y honor». Tu pasado no determina tu futuro. ¡Dios determina tu futuro!
Señor, gracias por tu escandalosa generosidad. Gracias porque eres tú, y no mi pasado, quien determina mi futuro.
Excelente mensaje.. hermosa y poderosa historia la de Rahab. Me identifico con ella. Gracias por hacernos crecer. Bendiciones para Todas.