Con fidelidad y con fe
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” (Hebreos 3:1).
En Hebreos 3, Jesucristo es comparado con Moisés, el gran líder de Israel, y es considerado aún mayor que él. Pablo dice que tanto Jesús como Moisés fueron fieles a Dios. Sin embargo, hay un contraste: Moisés fue un siervo fiel en la casa de Dios, mientras que Jesús es el Hijo fiel sobre la casa de Dios. Así como el hijo es mayor que el siervo, Jesús fue mayor que Moisés.
Además, el apóstol amonesta sobre la incredulidad, recordando cómo Israel en el desierto dudó, se volvió contra Dios, y una generación entera murió en el desierto, sin entrar en la Tierra Prometida.
A causa de esa historia de infidelidad, hace un llamado a la fidelidad: no debemos ser rebeldes, e irritar a Dios con nuestra incredulidad infundada. Al oír la Palabra de Dios, debemos prestar atención, animarnos unos a otros diariamente para alejarnos de la duda y fortalecer la fe. Somos participantes de un llamado celestial, para desarrollar una vida de fe y fidelidad mientras cumplimos la misión.
Alberto y Ovidio son miembros de la iglesia de Curuguaty, en Paraguay. Desde hace algunos años forman una pareja misionera; entregan sus dones, talentos y recursos al servicio de Dios. Después de orar y pedir la dirección divina, fueron a una zona llamada Maracaná, a unos 65 kilómetros de donde residen (60 de ellos son arenosos y de tierra colorada). En 2018 y 2019, Alberto y Ovidio viajaban en moto 130 kilómetros de ida y de regreso todos los fines de semana para llevar el mensaje adventista. En muchas oportunidades sufrieron caídas como consecuencia de la lluvia y la tierra resbaladiza. Otras veces, tuvieron que empujar la moto por kilómetros hasta encontrar auxilio. Nada los desanimó de seguir la misión encomendada.
Por la gracia de Dios, y los esfuerzos de estos hermanos misioneros, en 2019 seis personas entregaron su vida a Jesús por medio del bautismo. Hoy, la vivienda de uno de los bautizados se transformó en un centro evangelizador y ya tienen un terreno comprado allí para construir una iglesia.
Alberto y Ovidio son hombres fieles y de fe. Ellos siempre van adelante sin ver obstáculos sino oportunidades. La fidelidad no se pide, no se compra, no se alquila; no da esperando recibir ni se demora para dar. Así son estos hombres fieles y de fe. Son hombres de Dios que saben muy bien que “la incredulidad no da un paso sin explicaciones previas pero la fe no interroga ni calcula; simplemente, confía” (G. Müller).
Avancemos con fidelidad y con fe.