Señales divinas
“Diles que cualquiera que tenga miedo regrese a su casa”. De esta manera Gedeón los puso a prueba. Veintidós mil soldados regresaron a su casa, y diez mil se quedaron. Jueces 7:3, TLA.
Cuando fue llamado a liderar el ejército, Gedeón solicitó una señal divina. ¿Has pedido señales a Dios? ¿Has manipulado, malinterpretado o rechazado la señal recibida? Jueces 6 y 7 puede ayudarte a reflexionar profundamente en esta cuestión. Te plantea seguir varios pasos, que son los siguientes.
Asegúrate de que Dios está contigo (Jue. 6:12). Reconoce tu incapacidad y limitación (vers. 15). Sé fiel a Dios con las ofrendas (vers. 18). Edifica un altar para Jehová (vers. 24). ¿Cómo está tu culto familiar y tu devoción personal? Derriba el altar a Baal (vers. 25), sea lo que sea que esto represente. Inicia una reforma involucrando a los que viven contigo (vers. 27). Pide ser llena del Espíritu Santo (vers. 34). Pide una señal (vers. 36-38). Pide que sea confirmada (vers. 39).
Inmediatamente después, Gedeón empezó su labor. Tenía 32.000 hombres (Jue. 7:3), y los madianitas 135.000 (Jue. 8:10). La fe de Gedeón fue puesta duramente a prueba cuando el Señor le dijo que sus soldados eran muchos (ver 2CBA, p. 349). Debido al número, Gedeón ignoró la ley establecida en Deuteronomio 20:5 al 8. Los soldados podían retractarse y devolverse si eran nuevos dueños de casa, dueños de un viñedo nuevo, recién casados o miedosos. ¿Imaginas a Gedeón cuando vio regresarse a más de dos terceras partes, quedando solo 10.000 soldados? Aún faltaba otra prueba. Los llevó a la orilla del río, y seleccionó solo los 300 hombres que llevaron agua a sus bocas mientras caminaban. Nadie tendría dudas de que la victoria vendría exclusivamente de Dios. Nunca pelees sola. Confía tus batallas, desafíos y tentaciones a Dios.
El carácter se prueba a menudo por los medios más sencillos. Los que en un momento de peligro se empeñan en suplir sus propias necesidades, no son hombres en quienes se pueda confiar en una emergencia. El Señor no tiene lugar en su obra para los indolentes y los indulgentes con su apetito. Escogió a hombres que no permitieron que sus propias necesidades les hicieran demorar el cumplimiento del deber.
Los 300 hombres elegidos no sólo poseían valor y dominio de sí mismos, sino que también eran hombres de fe. No los había contaminado la idolatría. […] El éxito no depende del número. Dios puede libertar por medio de pocos como de muchos. No le honra tanto el gran número como el carácter de quienes le sirven (PP, pp. 593).
Bendiciones desde cuba la palabra de Dios