Artista urbano
“Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos” (2 Cor. 5:15, NTV).
Tulaga Aiolupotea es pastor y artista urbano, oriundo de Samoa, en la Polinesia. Durante la década de los 60, sus padres emigraron a Nueva Zelanda en búsqueda de un futuro mejor. Sin embargo, emigrar no fue nada sencillo para la familia, ya que no sabían hablar inglés y el barrio al que se mudaron tenía muchas pandillas. El crimen se convirtió en una realidad cotidiana en la vida de Tulaga. Con el tiempo, comenzó a involucrase con las pandillas, a robar y a consumir drogas. Tulaga también era parte de una banda de rap y era reconocido por sus grafitis. Sorpresivamente, un día Dios lo llamó a ser pastor. Entonces, Tulaga dejó todo para ir a Avondale College, la universidad adventista de Australia. “Este era el último lugar del mundo donde yo quería estar”, me dijo Tulaga, mientras me contaba su historia.
“Odié estudiar griego y hebreo. Un día, durante mi último año, estaba en mi dormitorio, frustrado con mis estudios, pensando que debía haber una mejor manera de presentar el evangelio, más allá de los métodos tradicionales. […] A las 2 de la madrugada, me puse a bosquejar un grafiti en un trozo de papel. Recuerdo que lo miré y pensé: ‘¡Imagina si usáramos grafitis para predicar el evangelio!’ ”
Le llevó varios años, pero un día Tulaga tuvo la oportunidad de poner esa idea en práctica. Comenzó a trabajar con adolescentes en riesgo, enseñándoles a crear grafitis y hablándoles de Jesús. Ellos comenzaron a usar grafitis —que generalmente están vinculados con actos de vandalismo— como una herramienta para transmitir esperanza. ¡Así funciona el evangelio! Dios toma una cruz (un instrumento de tortura) y la convierte en el mayor símbolo de esperanza. Dios toma nuestras cicatrices y las convierte en avenidas. Él toma nuestro pasado y lo redime para su gloria. “Habla con Jesús, dale tus pasiones y talentos, y él los usará”.
Señor, ¡tú eres el mejor artista! Estás pintando una gran obra de arte con mi vida, usando aun las cosas que yo pensaba que eran inútiles, aun aquello que yo creía que era basura. Te entrego, nuevamente, todo lo que soy. ¡Gracias por recibirme y usarme para tu gloria!
Amen.