Dedicados a hacer el bien
“Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien” (Tito 2:14, NVI).
Hoy quiero invitarte a usar tu imaginación y pensar en algunas cosas de la creación. ¿Has estado alguna vez en la ribera de un río? Si es así, quiero que pienses en su utilidad. Muchas ciudades extraen agua de los ríos, la potabilizan y la usan para su consumo. Cerca de los ríos, la vegetación que está en la orilla siempre está verde y con colores vivos, porque absorben sus frescas aguas. Además, hay un montón de animalitos que viven dentro de sus aguas.
¿Y los árboles? ¡Nos regalan muchas cosas! El oxígeno que respiramos todos los días es gracias a ellos. Su sombra en días calurosos nos alivia y nos refresca. Los árboles frutales tienen un toque extra: nos dan deliciosas frutas. Y además, ¿cuántas cosas conoces que se fabrican con madera?
¿Te gustan las flores? Su variedad de colores y formas deleitan la vista de todos. ¿Y su aroma? Hay flores como la fresia, el jazmín y la rosa, que embellecen el aire con su perfume. ¡Qué delicia!
¿Y el sol? Su luz llena de alegría el ambiente y su calor nos entibia en los días fríos. Ahora, ¿notaste una cosa? Parece ser una ley de la naturaleza que todas las cosas creadas están hechas para dar algo en beneficio de otros. Todas fueron creadas para el bien de los demás. El sol no guarda su luz para él mismo, los árboles no se comen sus propias frutas, las flores no retienen egoístamente su aroma, ni los ríos se beben su propia agua. Todos fueron hechos para dar y beneficiar a otros.
Tú y yo, como hijos de Dios, no somos la excepción. ¿Por qué estás en este mundo? ¿Para qué fuiste creado? El versículo de hoy te puede ayudar a encontrar la respuesta. Vuelve a leerlo.
Sí, amiguito, Dios te creó para que seas una de bendición para los que te rodean. Tú eres parte del pueblo elegido de Dios, dedicado a hacer el bien a los otros. Y así como cada cosa en la naturaleza tiene su función, tú también tienes algo para dar: una sonrisa, palabras de ánimo, ayuda a quien la necesita, y mucho más. Pídele hoy a Dios que te muestre cómo ser una bendición para los demás en cada pequeña y gran acción.