Sendas Dios hará
“Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Sal. 16:11).
En septiembre de 2011, se llevó a cabo el primer congreso internacional de estudiantes misioneros adventistas “I Will Go”, en la Universidad Adventista del Plata, en Argentina. Un grupo de amigos fundó el Instituto Misionero de la Facultad de Ciencias de la Salud, y ese grupo creció hasta convertirse en una gran organización con diferentes departamentos que atendían a las diversas necesidades de los habitantes de la localidad y de ciudades vecinas. Cada miércoles, se reunían por grupos para orar y planificar las actividades que se realizarían el sábado y, además de varios eventos de gran alcance, tanto local como nacional, el Instituto organizó este congreso para capacitar a los estudiantes misioneros y compartir diferentes proyectos. Fue una idea que surgió de unos pocos pero que llegó a varios miles, que se replicó en otras universidades de Sudamérica y que dio nombre al lema de la Iglesia Adventista a nivel mundial durante el plan quinquenal de 2020-2025. Como participé de este Instituto varios años cuando estudiaba Medicina, puedo dar fe de que cada actividad se planificaba con mucha oración. No había miedo de expresar sueños grandes y, con la ayuda de Dios, hacerlos realidad.
Dios bendijo grandemente esta iniciativa y la vida de todos los que participaron en ella de una u otra forma. Puedes entrar a su canal en YouTube o a su página en Facebook y ver cientos de historias y fotos de las actividades realizadas, los diversos ministerios y la creatividad con que se han abordado. De ahí podrás sacar muchísimas ideas de lo que puedes hacer con tus amigos o con el grupo de jóvenes de tu iglesia.
Cada participante se ha llevado no solo el recuerdo de las actividades tan hermosas y de las personas tan queridas que conocieron, sino la semilla de la misión en su corazón y la frase: “Ante todo, soy misionero”.
Tengo muchísimos recuerdos de ese primer congreso, del escenario lleno de músicos y grandes coros. Pero hubo un canto que se cantó de forma muy sencilla pero poderosa, y fue este. Su letra refleja el mensaje profundo de que donde parece no haber sendas, Dios las hace.
No tengas miedo de soñar en grande, de ser misionero. Dios abrirá caminos, te mostrará la vida, la plenitud y el gozo.