Un astrónomo es condenado
“Hablará palabras contra el Altísimo, a los santos del Altísimo quebrantará y pensará en cambiar los tiempos y la Ley”(Daniel 7:25, RVR 95).
Galileo Galilei fue el astrónomo renegado más famoso de su época. Sus ideas sobre el sistema solar y nuestro universo estaban muy por encima de lo que se enseñaba en la época, y lo metieron en muchos problemas. Manteniendo el espíritu renacentista de siglos XV y XVI, el siglo XVII trajo consigo fuertes cambios en el modo de concebir la religión y la ciencia. Tristemente, a la gente no le gustan los cambios, y tampoco a los líderes eclesiásticos de la época, que tenían las riendas del poder en la sociedad. La época medieval ha sido llamada el Oscurantismo porque las pocas personas que estaban en el poder se aseguraron de que la luz del conocimiento público general se oscureciera. Se disuadía a las masas de leer y escribir, y los conocimientos médicos eran casi inexistentes. Y, a pesar de la llegada de lo que hoy llamamos el Renacimiento, la influencia del Oscurantismo seguía siendo fuerte; y tanto el pueblo como sus líderes eran bastante ignorantes sobre las leyes naturales de la ciencia. Excepto nuestro héroe.
Cuando Galileo propuso que la Tierra no era el centro del sistema solar, causó un gran revuelo, en especial entre los líderes de la Iglesia Católica. Es una maravilla que una noticia así pudiera sacudir el mundo religioso de la época. Pero, por supuesto, cualquier idea nueva que entrara en conflicto con las enseñanzas tradicionales de la Iglesia podría socavar su autoridad y hacer que sus orgullosos líderes quedaran en ridículo ante el pueblo. Después de todo, ellos creían que eran los guardianes de la Palabra de Dios, e insistían en que esta decía claramente que el Sol se movía alrededor de la Tierra. Por supuesto, no se puede encontrar tal texto bíblico; e incluso en ese momento, los científicos habían sabido durante siglos que la Tierra no era el centro del universo. Y así, el 12 de abril de 1633, comenzó el juicio a Galileo en el que los obstinados líderes de la Iglesia lo acusaron de “herejía”. Él aceptó no enseñar más esas “tonterías” y, por su confesión, pasó el resto de su vida bajo arresto domiciliario en vez de ser ejecutado. No fue sino hasta varios siglos más tarde que la Iglesia admitió que Galileo tenía razón.
¿Debe sorprendernos? La Biblia profetizó que una superpotencia religiosa se levantaría en la Edad Media para perseguir al pueblo de Dios e intentar cambiar los tiempos y las leyes. Sus líderes buscaron suprimir el evangelio persiguiendo a los santos, e intentaron detener el avance científico. Pero, lo cierto es que las verdades bíblicas y la ciencia no están tan alejadas. Después de todo, el Dios que creó el universo es el mismo que nos dio las buenas noticias del evangelio de Jesús.
Querido Dios como poner en duda su palabra; es que tú no eres inteligente, eres inteligencia! Y quiero más saber de ti y, mostrarte a todos y honrarte!