Tecnología bajo control
“Al contrario, castigo mi cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber enseñado a otros” (1 Corintios 9:27, DHH).
Caso 1: –Hijo, ¿hiciste tu culto esta mañana? –pregunta mamá al ver a Santi acostado mirando su celular.
–Todavía no, mamá, pero lo haré –dice Santi.
Pasan los minutos. Santi sigue en la cama y es hora de ir a la escuela. Finalmente, sale corriendo, tarde, a clases y se olvida la mitad de las cosas. No desayunó ni tampoco hizo el culto como dijo que haría.
Caso 2: –¡Chicos, apaguen el televisor que ya es hora de acostarse!
–¡Sí, mamá! ¡Termina esta peli y vamos! –dicen Marisa y Gio.
Pero el siguiente programa se ve muy interesante y siguen mirando “un ratito”. Cuando se dan cuenta, es muy tarde. No hay tiempo para culto ni oración. Cansados, se dejan caer en la cama. Al otro día son “indespertables”.
¡Espero que ninguno de estos casos te haya descrito a ti! Déjame decirte algo. No solo a los niños les pasa. ¡Los adultos luchamos la misma batalla! Los celulares, las tabletas, las computadoras, el televisor y los videojuegos son los robatiempo número uno en nuestra era. Tienen un poder hipnótico y adictivo como ninguna otra cosa. Si no estamos atentos para mantenerlos bajo control, corremos el riesgo de que ellos nos controlen a nosotros y pasemos los días descuidando lo importante, por ocuparnos de lo inútil. ¡Seremos como una ciudad sin murallas!
Para mantener la tecnología bajo control, prueba lo siguiente:
•Haz cada día una lista con las prioridades que debes realizar (culto, tareas escolares, orden de la casa, limpieza, etc.). Mira el celu o la tele solo cuando las hayas terminado. ¡No hagas trampa!
•Pon un límite de tiempo a lo que miras: una sola película, una hora de celu o media hora de videojuegos. Pon una alarma que te avise cuando es hora de cortar. Y corta.
•Para recrearte, elige actividades como deportes, música o manualidades, que son mucho más útiles.
Ora por este asunto. Con la ayuda de Dios, ¡lograrás controlar la tecnología!
Gabriela
La droga electronica está matando nuestro cerebro