El gran artista
“Canten al Señor con gratitud; canten himnos a nuestro Dios, al son del arpa. Él cubre de nubes el cielo, prepara la lluvia para la tierra, hace crecer los pastos en los montes” (Salmo 147:7, 8).
El lunes, al regresar a casa por la tarde después de la escuela, el padre de César notó que su hijo levantó su celular y tomó una foto de la puesta de sol. Curiosamente, esto se repitió el martes, el miércoles y el jueves. El viernes, el padre decidió preguntar a su hijo por qué estaba haciendo esto.
César explicó que estaban estudiando la complejidad de la visión humana para una presentación en la disciplina de Ciencias, y su grupo hablaría sobre nuestra capacidad para ver el color. El niño tuvo la idea de fotografiar diferentes atardeceres, y se sorprendió por la variedad de colores: el lunes, anaranjado; el martes, con matices de violeta y lila (¿o era azul?); el miércoles, estaba casi rojo; el jueves, estaba algo marrón. ¿Cuántos colores hay en la paleta de Dios para colorear el cielo de esta manera?
Con este trabajo, César quiso plantear las siguientes preguntas: ¿Por qué vemos colores? ¿Por qué no vemos en blanco y negro, como dicen que ven los perros? ¿Qué colores verían los daltónicos en esas mismas puestas de sol?
¡Ah! El ojo humano… tan complejo… ¡un enigma! Y fue hecho para que apreciemos las bellezas creadas por Dios. Mira a tu alrededor en la naturaleza. ¿Cuántos colores vivos y brillantes puedes ver? Recuerda: son un regalo de Dios.
Amén, el gran artista por excelencia