Sarita la pastora
«Viene como un pastor que cuida su rebaño; levanta los corderos en sus brazos, los lleva junto al pecho y atiende con cuidado a las recién paridas». Isaías 40: 11
Cuando leo este pasaje pienso en mi esposa, Sarita. Juntos tuvimos cuatro hijas, que son un regalo de Dios y mi mayor tesoro. Nacieron una seguida de la otra. No es mucha la diferencia que se llevan en edad.
Para la época en que ellas nacieron, nosotros trabajábamos como pareja ministerial. Era el momento en que los distritos pastorales estaban compuestos por muchas congregaciones. El trabajo en las iglesias era intenso. La visitación, la evangelización, la recolección y posterior envío a las oficinas de los recursos era una labor extenuante. Para cumplir con los objetivos se trabajaba de sol a sol, e incluso en las noches.
Yo tenía que viajar largas distancias para llegar a cada una de las congregaciones bajo nuestra responsabilidad. Sarita pasaba muchos días sola con las niñas. Ella se encargaba de realizar el culto con ellas, de su vida espiritual y de enseñarles lo básico. Cuidaba de su salud para que estuvieran sanas y bien nutridas. Las llevaba a la iglesia, que pienso que era la parte más difícil. Realmente nunca he podido entender cómo hizo para sacar adelante a cuatro chicas prácticamente sola. Hoy nuestras hijas son damas hechas y derechas, de buenos hábitos y sentimientos. Tres de ellas ya están casadas. Siempre les digo que ellas le deben lo que son a su mamá, que supo ser una madre, una pastora para llevarlas en sus brazos, para recostarlas en su pecho, para alimentarlas, para aconsejarlas y para ocuparse de todos sus problemas.
Siento una profunda admiración y gratitud con Sarita, por todo lo que hizo por nuestras hijas. Creo que ella está satisfecha al ver a esas mujeres abriéndose paso en la vida bajo la dirección de Dios, el verdadero Pastor de mi familia. Solo Dios puede recompensar a Sarita, mi esposa, por su trabajo. A mí me premió con una esposa como ella.
Es muy probable que tú estés en la etapa de la vida en la que tendrás que tomar la importantísima decisión de escoger el compañero o la compañera para el resto de tu vida. Es una gran decisión, pero sé que el Señor tiene a alguien en sus planes con quien podrás formar un hogar de principios cristianos. Si ese es tu deseo te compartiré el mensaje de @Dios para ti en este día: «De los padres se reciben casa y riquezas; del Señor, la esposa inteligente» (Proverbios 19: 14).