Exceso de equipaje
«Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar». Mateo 11: 28
Los hermanos Homer y Langley Collyer han sido objeto de películas, obras de teatro y una reciente novela. Pertenecieron a la élite de Manhattan hasta 1920, año en el que murieron sus padres y se retiraron de ese círculo para comenzar a viajar. Su problema de acumulación comenzó, como en la mayoría de los casos, por la soledad que atravesaron luego de la pérdida de su familia cercana. Sus dos casas estaban llenas de objetos de valor que protegían para no perderlos. Un día, los vecinos se quejaron del mal olor que salía del hogar de los hermanos. Cuando la policía entró a revisar encontró a Homer Collyer muerto. Su cuerpo estaba tirado entre toneladas de basura, incluyendo máquinas de afeitar y montañas de periódicos viejos. Su hermano Langley fue encontrado muerto en la misma casa, luego de semanas de búsqueda. Estaba escondido entre toneladas de basura.
Su muerte se había producido hacía mucho tiempo, pero su cuerpo no había sido encontrado porque las ratas se lo comieron poco a poco. Homer, que era ciego y paralítico, murió de hambre y sed, pues Langley era quien lo alimentaba.
Me llamó mucho la atención cómo cuando empezó la pandemia del coronavirus y tuvimos que guarnecernos en casa, nos dimos cuenta de que todo lo que habíamos acumulado en realidad era un estorbo para la vida práctica y real. Los hermanos Collyer fueron un poco excesivos, pero lo cierto es que los seres humanos acumulamos y acumulamos objetos en casa y en el alma hasta quedar asfixiados. Muchas personas han hecho de su vida un viejo museo de relaciones fracasadas; de historias incompletas; de amores fallidos; de vínculos despedazados; de adioses no dichos o no oídos; de separaciones profundas con los hijos, los hermanos, los padres y hasta con los familiares fallecidos y, así, trasladan todo su sentir emocional a animales, cosas y objetos sin valor en sí mismos.
Pero hoy @Jesús te invita a alivianar tu equipaje, a viajar con ligereza. Él te dice: «Ven a mí si estás cargado de emociones, recuerdos y cachivaches viejos, que yo te haré descansar. Lleva sobre ti mi yugo, que es fácil. Toma mi carga, que es ligera, y encontrarás hoy y siempre descanso para tu alma».
muy buena reflexion, para todos los hombres, bendiciones para todos,