No abandones tu bandera
«Pero el que siga firme hasta el fin, se salvará». Mateo 24: 13
Él era un joven muy consagrado y espiritual. Un líder natural, por lo que los ancianos de la iglesia esperaban que un día fuera a la universidad a estudiar Teología. Tomó la decisión de salir a colportar para obtener recursos y así ir a la universidad a iniciar sus estudios. Se fue a un lugar diferente de su ciudad natal. Era su primera experiencia en esta tarea.
Visitó a la familia más rica de la población, siguiendo el consejo de algunos vecinos. Al visitar ese hogar, quedó anonadado por la prosperidad material de aquella familia. Le deslumbró el lujo y la exquisitez de esa mansión. Como él era un joven bastante apuesto, la dueña de la casa se sintió atraída hacia él y decidió conquistarlo. Le compró todos los libros que él ofrecía y le pidió que la visitara para que le explicara el contenido de los libros y logró entablar una amistad muy especial con él.
Poco a poco, el muchacho fue cayendo en la trampa. Ella lo invitaba a almorzar, y él aceptaba gustoso. Tiempo después, ella lo invitó a mudarse a su casa, y él accedió. Finalmente llegó la propuesta de quedarse a vivir con ella y disfrutar todo lo que ella poseía. Este joven nunca regresó a su ciudad, ni a su iglesia. Un día, mientras yo conducía mi vehículo fui a parar a uno de los barrios más peligrosos de la ciudad, a una zona de drogadicción y llena de maleantes. Mientras esperaba el cambio de luz en un semáforo, un joven metió medio cuerpo en el carro y me abrazó llorando. Sabía mi nombre. Sangraba por la boca, producto del daño que la droga le había hecho a su organismo. Él me contó su historia y se identificó. Era el mismo joven. Al final me dijo:
—Yo era un príncipe de Dios en la iglesia, pero abandoné mi bandera.
La historia de este joven se repite cada día en muchos que abandonan al Señor por ilusiones, por espejismos que nos engañan. No te imaginas cuánto me apenó encontrarme con aquel joven en la calle, no te imaginas cuánto me duele ver jóvenes que tiran su vida por la borda, creyendo que están obteniendo un gran beneficio, pero en realidad están perdiendo sus almas.
Por eso, el mensaje de @Dios para ti en este día es: «Si hoy estás en mis caminos, no desistas, no desmayes, no te desvíes, persevera. Mantente a mi lado y alcanzarás la vida eterna».