Vestidos de Cristo
«Al contrario, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no busquen satisfacer los malos deseos de la naturaleza humana». Romanos 13: 14
El capítulo 13 de Romanos nos invita a una vida de vigilancia espiritual y de pureza moral. Enfatiza que el tiempo de gracia está llegando al final y la salvación se acerca. Por eso resalta la clase de vida que debe tener el cristiano y nos pide echar fuera los sucios ropajes de la mundanalidad. Y en cambio recomienda la vida de santidad a través de varias figuras, como vestirnos las armas de la luz y andar como hijos de luz. El cristiano no debe proveer para los deseos de la carne, o sea, no debe alimentar la vieja naturaleza carnal. Esta naturaleza se fortalece en medio de las comodidades, los lujos, el sexo ilícito, las vacías diversiones, los placeres mundanos, la disipación y el materialismo. Se da satisfacción a la carne cuando damos más prioridad a lo físico que a lo espiritual, cuando nos exponemos al pecado. En lugar de eso, debemos vestirnos del Señor Jesucristo, que significa ser como él fue, imitar su estilo de vida, vivir como él lo hizo y permitirle guiar nuestra vida.
Proveniente de los Estados Unidos, llegó como misionera al Pacífico colombiano y, después de terminar su período, estaba tan enamorada del trabajo misionero voluntario en aquella región que decidió quedarse para seguir fortaleciendo a las personas que habían aceptado a Cristo Jesús como su Salvador. Todos la llamaban Miss Smith. Era una mujer incansable, piadosa y de profundas convicciones. Una de sus características distintivas era su inmensa generosidad. Siempre donó la mayor parte de su salario para el esparcimiento del evangelio.
No gastaba en sí misma, por eso era común verla con un zapato de un color y otro de otro color. Sencillamente si uno se dañaba pero el otro estaba bueno ella usaba los dos buenos aunque fuesen de diferentes colores. De esta manera, Minnie Smith fue para todos un hermoso ejemplo de la persona que no provee para los deseos de la carne, sino, en cambio, hace provisión para la eternidad. Cuando estaba llegando al final de su vida vendió todo lo que tenía y donó los recursos para la construcción de la iglesia de Siloe.
Hoy tú no tienes que donarlo todo ni andar con zapatos dispares para alimentar los deseos del Espíritu. @Dios te dice al iniciar este día: «Dedícale tiempo a tu vida espiritual y yo te aseguraré la eternidad a mi lado».
