Agradecido por lo que no suelo siempre agradecer
“Después que hayan comido y se sientan satisfechos, deben alabar al Señor su Dios por la buena tierra que les ha dado” (Deut. 8:10).
El sol que nos da su calor, las flores, el aire que respiras… Elaborar una lista de las cosas por las que estamos agradecidos puede ser divertido, aunque a algunos podría parecerles un poco trivial. “Estoy agradecido por estar vivo”. Es obvio, no hace falta decirlo. Alguien dijo una vez: “Es preferible hacerse viejo que la otra alternativa”.
De vez en cuando es bueno que hagas una pausa para analizar tu vida e identificar los principales motivos que tienes para agradecer. Es probable que ni siquiera te hayas dado cuenta de algunos. Cultivar un “espíritu de gratitud”, esa actitud y disposición que a los psicólogos de hoy les gusta tanto promover, es esencial para la felicidad y la salud.
- ¿Qué cosas simples das por sentadas?
- ¿Por qué situaciones o experiencias de tu vida, que al principio te parecieron grandes problemas, has terminado agradeciendo? ¿Qué situaciones inesperadas ha permitido Dios en tu vida?
- ¿Te resultaba más fácil ser agradecido cuando eras más joven? Si es así, ¿por qué?
- ¿Por qué situaciones o circunstancias te resulta difícil sentirte agradecido?
- ¿Cómo podría Dios transformar esa situación, o transformarte a ti para que puedas enfrentarla mejor?