Vuelve el miedo no confesado
“No tengan miedo —les contestó José—. ¿Puedo acaso tomar el lugar de Dios?” Génesis 50:19, NVI.
Jacob había muerto, y los hermanos de José volvieron a temer su venganza. Elena de White compara a José y a Jesús. Ambos fueron vendidos por el precio de un esclavo. Ambos despertaron la envidia y los celos. José fue vendido a los egipcios para impedir el cumplimento de sus sueños; Jesús fue entregado a la muerte por los sacerdotes para impedir el cumplimiento de sus profecías. En ambos casos, eso ayudó al cumplimiento de lo que temían: fue en la cruz donde Jesús se transformó en Redentor de la raza humana y Rey de reyes; y fue en Egipto, el lugar de su destierro, donde José llegó a ser el gobernador y proveedor de sus hermanos.
José fue falsamente acusado y encarcelado por su integridad; Jesús fue odiado y rechazado por su sentido de justicia y abnegación. Ambos fueron acusados por falsos testigos, ambos mostraron humildad y paciencia bajo la opresión. Ambos ofrecieron su perdón a sus adversarios (ver PP, pp. 244, 245).
José les ofreció tranquilidad y perdón a sus hermanos arrepentidos: “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien, para hacer lo que hoy vemos, que es darle vida a mucha gente” (Gén. 50:20, RVC). El día en que te des cuenta del regalo oculto que hay en todo lo que te ocurre, habrás encontrado la mejor manera de alimentar tu alma. Pablo lo dijo en Romanos 8:28: “Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo con su propósito” (PDT).
¿Estás siendo tratada injustamente? ¿Tu integridad te ha llevado a resultados injustos? ¿La envidia y los celos de alguien quieren interferir con tus sueños o están haciendo lo posible por destruirlos? ¿No entiendes la razón por la que has sido enviada a algún destierro? ¿Alguien está luchando para deshacerse de tu presencia? ¿Alguien está tramando una trampa para destruir tu buena reputación? ¿Has sido acusada y condenada usando testigos falsos? He aquí el ejemplo de José y de Jesús: confía, cuanto te sucede tiene un propósito. Tus sueños se harán realidad en el momento adecuado. Sencillamente mantén una actitud benevolente, humilde y perdonadora. Dios encaminará todo para el bien, ¡no temas!
Haz memoria hoy de algo que te hicieron con malas intenciones que se transformó en una bendición no solo para ti sino incluso para quienes propiciaron el mal.
Buenos días porque ya no lo ponen en en audio para compartir