Martes 28 de Febrero de 2023 | Matutina para Mujeres | La voz de Dios

Martes 28 de Febrero de 2023 | Matutina para Mujeres | La voz de Dios

La voz de Dios

Sirve únicamente al Señor tu Dios y teme solamente a él. Obedece sus mandatos, escucha su voz y aférrate a él. Deuteronomio 13:4, NTV.

Nota los cinco verbos en forma imperativa, en forma de instrucciones a seguir: sirve, teme, obedece, escucha, aférrate. La más subjetiva de las cinco es la de escuchar la voz de Dios. ¿Cómo estás segura de que escuchas la voz de Dios? ¿Cómo sabes que no solo estás escuchando lo que deseas? Muchas veces mientras oro tengo impresiones que considero que provienen del Espíritu Santo. Pero mi temor de estar oyendo mi propia voz en vez de la de Dios me impide compartir la experiencia.

En una ocasión, estaba internada en un hospital porque tenía tres discos vertebrales herniados. Le pedí perdón a Dios por el abuso de mi frágil columna; mientras oraba, fui impresionada con la idea de consumir tallos de apio y de sábila (áloe vera). Pregunté la razón y escuché: “Observa que ambos tienen la forma de una columna”. Para asegurarme de que no era mi propia voz interna, investigué un poco y encontré que ambos son buenos para la inflamación y el fortalecimiento de los huesos.

En otra ocasión fui diagnosticada con quistes en mis senos. Hacía muchos años que había hecho grandes cambios en mi dieta, y no me explicaba la aparición de estos quistes de nuevo. Una mañana mientras desayunaba y hablaba con mi Señor, sentí que él me animaba a consumir toronjas. Pensé: Otra vez yo dialogando conmigo misma, y casi en voz alta dije: “Pero yo las consumo con frecuencia”. De nuevo escuché: “Pero deben ser blancas”. Esta vez no quise debatir o comprobar lo escuchado. Decidí que, si Dios se comunicaba con sus hijos desde la antigüedad, también podía hacerlo conmigo. Empecé a consumirlas. Para la gloria de Dios, los quistes resultaron benignos.

Decide desde hoy aplicar la fórmula divina para escuchar la voz audible de Dios: sírvelo, témelo, obedécelo, escúchalo y aférrate a él. Tendrás muchas experiencias que contar. Él se complace en hablarte.

Es posible que estés tan ocupada haciendo tu propia voluntad que esa suave voz quede ahogada en los quehaceres de la vida diaria. Inclina tu oído y decide que de hoy en adelante serás más sensible a su dulce voz. Recuerda que escuchar su voz divina es un imperativo de la vida cristiana.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Laura Lambert

    AMEN. Gracias por El consejo.

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