“Otro espíritu”
“Ninguno de los que vieron mi gloria y las señales que hice en Egipto y en el desierto […] llegará a ver la tierra que les prometí a sus padres. Solo a mi siervo Caleb lo llevaré a la tierra donde él entró. A él y a su descendencia les daré posesión de la tierra, porque en él hay otro espíritu” (Números 14:22-24, RVC).
¿A qué se refiere la Escritura cuando dice que en Caleb hubo “otro espíritu”? Para responder, primero hemos de recordar la misión que Moisés encargó a los doce espías, de reconocer la tierra que se disponían a poseer: cuán fuertes eran sus habitantes, cuáles eran sus ventajas naturales y cuáles, sus características geográficas. A su regreso, después de cuarenta días de ausencia, el grupo trajo un informe negativo: “El pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas” (Núm. 13:27, 28).
Caleb se da cuenta enseguida del efecto negativo que esas palabras tienen en el pueblo y, haciéndolos callar, los anima a seguir adelante: “Subamos a conquistar esa tierra”, les dice. “Estoy seguro de que podremos hacerlo” (vers. 30, NVI). “Pero los que habían ido con él respondieron: ‘No podremos combatir contra esa gente. ¡Son más fuertes que nosotros!’ ” (vers. 31, NVI).
El efecto es devastador. El pueblo llora, e incluso habla de regresar a Egipto (Núm. 14:1, 2). Entonces, Caleb y Josué intervienen: “No se rebelen contra el Señor ni tengan miedo de la gente que habita en esa tierra. ¡Ya son pan comido! No tienen quién los proteja, porque el Señor está de nuestra parte” (vers. 9).
La tierra tenía grandes ventajas, y también presentaba grandes desafíos; pero los espías incrédulos solamente miraron las dificultades de la tarea. Caleb, por su parte, tuvo “otro espíritu”, otra actitud. Entre las difíciles circunstancias y Dios, ¡Caleb prefirió confiar completamente en el poder de Dios! Dicho de otra manera, los espías incrédulos se compararon con los cananeos. ¿Cuál fue el resultado? “¡Ante ellos parecemos langostas!” Pero Caleb comparó a los mismos cananeos con el poder de Dios. ¿Y cuál fue el resultado? “¡Ya son pan comido!”
¿Estás ahora mismo enfrentando grandes dificultades en tu vida? ¿Se levantan esas dificultades cual “gigantes” en tu camino? Si este es tu caso, recuerda que en el momento crítico la fe no mira a los gigantes, sino al poder de Dios. Como bien lo expresa un conocido refrán: “No le digas a Dios lo grandes que son tus problemas; dile a tus problemas lo grande que es tu Dios”.
Bendito Padre celestial, al enfrentar los desafíos de este día, ayúdame a mirar no el tamaño de la prueba, sino tu grandioso poder para salvar.