Nace C. S. Lewis
“Abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidasdesde la fundación del mundo” (Mateo 13:35, RVR 95).
Clive Staples Lewis, uno de los autores más famosos del siglo XX, nació en esta fecha en 1898. Es el autor de muchos libros famosos, como Cartas del diablo a su sobrino, Dios en el banquillo y Mero cristianismo; y de las series Las crónicas de Narnia y La trilogía del espacio. Muchos de sus libros se convirtieron en éxitos de ventas.
¿Quién era C. S. Lewis, a quien su familia llamaba Jack? Se hizo famoso como escritor, profesor, experto medieval y teólogo. Lewis era un buen amigo de J. R. R. Tolkien, el autor de El señor de los anillos; y ambos enseñaron en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Fueron Tolkien (que era católico) y un amigo de ambos (que era protestante) quienes influyeron en Lewis para que se convirtiera en un cristiano genuino.
La conversión de C. S. Lewis tuvo un gran impacto en su obra y, cuando se hizo comentarista radiofónico durante la Segunda Guerra Mundial, sus opiniones sobre Dios lo hicieron famoso. Es conocido por frases célebres como, por ejemplo: “Un hombre no puede disminuir la gloria de Dios negándose a adorarlo, así como un lunático no puede apagar el sol garabateando la palabra ‘oscuridad’ en las paredes de su celda”.
Lewis murió repentinamente de un infarto al corazón en 1963, pero la noticia de su fallecimiento no llegó a la primera página de los periódicos porque ocurrió el mismo día en que fue asesinado el presidente J. F. Kennedy en los Estados Unidos.
Los libros de Lewis han sido traducidos a más de cuarenta idiomas y sus obras figuran entre aquellas con más ventas de todos los tiempos. La serie Las crónicas de Narnia, de siete libros, ha sido su mayor éxito, con más de 120 millones de libros vendidos, y se ha hecho aun más popular gracias a las producciones teatrales, radiofónicas y cinematográficas.
C. S. Lewis es conocido por su habilidad para escribir parábolas atractivas que proporcionan lecciones espirituales a los jóvenes. Parece que, a menudo, las mejores cosas se pueden decir por medio de una historia, como bien sabía Jesús cuando captaba la atención de todos con parábolas. Nadie pudo, ni podrá, contar una historia mejor que Jesús. Lo cual no debería sorprendernos; después de todo, él es Dios.