Los rieles del tren
“El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción” (Proverbios 1:7).
¿Sabes cuál es una de las primeras lecciones que debes aprender? Elena de White lo dice claramente: “Una de las primeras lecciones que necesita aprender el niño es la de la obediencia” (CN 77). ¿Por qué? Porque “la obediencia a los padres conduce a la obediencia a Dios” (CN 78). Si no aprendes a obedecer a tus padres, a quienes ves, ¿cómo podrás obedecer a Dios, a quien no ves?
La obediencia a las instrucciones es un hábito que puede salvarte la vida. Este, como todo hábito, se logra a través de la repetición que da como resultado tu carácter, que es lo único que llevarás al cielo.
¿Sabes qué hace un guardavía? Es la persona encargada de mover las vías del tren en los puntos de enlace de los ferrocarriles. Debe ser muy cuidadoso en su trabajo para que el tren pueda seguir su camino hacia la dirección correcta.
Ese día, el tren se acercaba. El guardavía estaba ubicado en su lugar de trabajo, listo para accionar la palanca del cambio de vías. Mientras hacía las señales con el farol, el guardavía vio con horror que, a veinte pasos de distancia, se acercaba su pequeña hija de cinco años, quien caminaba por los rieles sin darse cuenta de la proximidad del tren. ¿Qué podía hacer? Si el hombre abandonaba su puesto para correr a salvar a su hija, provocaría el choque del tren y la muerte de muchos pasajeros. Pero si permanecía sin hacer nada, su pequeña hija sería arrollada por el tren.
Ante esa terrible situación, en cuestión de segundos, el guardavía decidió gritar con toda su fuerza: “¡Hija! Tírate sobre los durmientes”, e instantáneamente al escuchar a su padre, la niña obedeció. Sin cuestionamientos ni preguntas se tiró y quedó acostada sobre los durmientes y el tren pasó encima de ella sin causarle ningún daño. Pasó un gran susto, pero su rápida obediencia le salvó la vida.
¿Eres así de obediente a las instrucciones de tus padres? Recuerda, si no obedeces a tus padres, será mucho más difícil obedecer a Dios, quien es el único que te puede salvar. Él quiere darte la bienvenida en el cielo. ¿Estás dispuesto a obedecer?
Magaly