La foto que conmocionó a todos – parte 4
“Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes” (1 Ped. 5:7).
“Si no estás lista para ir a la iglesia –le sugirió Anh–, ¿por qué no intentas hablar con Dios en oración? Lleva tus cargas a él y luego fíjate cómo te sientes”.
Kim oró para que Dios le diera una amiga cuando asistiera a la iglesia cristiana. Y así ocurrió: conoció a una mujer mayor, y se reunió diariamente con ella para estudiar la Biblia. Un día, el pastor contó la historia de alguien que intentaba llevar su carga espiritual por sí solo, y Kim se sintió identificada. Cuando el pastor hizo el llamado para que los que quisieran seguir a Jesús pasaran al frente, Kim caminó con lágrimas en los ojos, y con la mente y el corazón conmovidos.
Su salud nuevamente se estaba deteriorando por causa del estrés y oró pidiéndole a Dios que alguien la ayudara. Se le ocurrió escribirle a Perry Kretz, un reportero gráfico alemán que había documentado su vida y sus heridas mientras se recuperaba del ataque. Él la había visitado en una ocasión cuando el gobierno le permitió conceder entrevistas. Pasaron meses hasta que recibió respuesta de él. Perry la llevó a Alemania para que recibiera atención médica. Como resultado del viaje, el primer ministro de Vietnam, Pham Van Dong, la invitó a reunirse con él y se encargó de que ella retomara sus estudios. Al cabo de un tiempo, Kim comenzó clases en la Universidad de La Habana, Cuba.
Pero el hecho de no saber español la aisló en su nuevo entorno. Trató de buscar una iglesia, pero no pudo encontrar una que sintiera como suya. Aunque hizo amigos que la ayudaron, seguía sintiéndose mal. Estaba estudiando para ser farmacóloga, pero la exposición a sustancias químicas la mantenía enferma, así que a los veintiséis años decidió cambiar de carrera y comenzó a estudiar idiomas. En esos días tuvo el gusto de encontrarse en La Habana al “Tío Ut”, el fotógrafo que la hizo famosa.
Estaba entusiasmada porque el gobierno vietnamita la enviaría a una gira de seis semanas por los Estados Unidos, pero de repente el viaje fue cancelado sin explicaciones. Se sintió descorazonada. En una visita a su país, se enteró de que las autoridades de Vietnam habían cancelado el viaje porque habían logrado leer algunas cartas que su hermano le había escrito, en las que le aconsejaba hacer su vida en los Estados Unidos.
Kim se sentía más desesperanzada que nunca.
Continuará…