Fuego del Espíritu
«Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios» (Romanos 8:14).
¿CREES QUE ES POSIBLE QUE UN FÓSFORO sea atraído por un imán?
Intenta acercar un imán a los palillos de fósforos con punta marrón. A continuación, frota y enciende los fósforos, y deja que se les queme una partecita de la madera. Luego acerca el imán a la cabeza del fósforo y observa lo que ocurre. La cabeza del fósforo será atraída por el imán. Esto se debe a que el fósforo tiene óxido de hierro en su composición. Este elemento no es magnético, pero al quemarse, la molécula de oxígeno reacciona con el carbono presente en la madera del palito, liberando hierro, que es atraído fácilmente por el imán.
Al igual que el fósforo en relación con el imán, nosotros tampoco tenemos de manera natural la disposición a acercarnos a Dios. Es el Espíritu Santo quien actúa como un fuego que quema nuestra naturaleza pecaminosa (aquella que nos arrastra y nos conduce a actividades y pensamientos indebidos), y nos permite acercarnos a Dios. Y si se lo pedimos, él puede hablar a nuestro corazón y ayudarnos a resistir las tentaciones. ¿Sabías que el Espíritu Santo es una persona de la Trinidad y que actúa siempre en nosotros? ¿Quieres saber un poco más sobre él?
El Espíritu nos habla y nos envía a cumplir la misión (Hechos 10: 19-20).
El Espíritu Santo produce frutos en la vida del cristiano (Gálatas 5: 22-23).
Debemos mantenernos en comunión con el Espíritu Santo (2 Corintios 13: 14, RV95).
Él puede limpiar y renovar nuestro ser (Tito 3:5).
EL ESPÍRITU SANTO TAMBIÉN NOS GUÍA. Pídele a Dios que envíe al Espíritu Santo a tu vida. La sabiduría, la paz y la alegría llenarán tu corazón, y saldrás victorioso de la tentación.