Soldados fieles
«Ningún soldado en servicio activo se enreda en los asuntos de la vida civil, porque tiene que agradar a su superior» (2 Timoteo 2:4)
IMAGINA EL SIGUIENTE ESCENARIO: ESTÁS EN UNA GUERRA, TODOS tus familiares y amigos están a tu alrededor. Algunos están heridos, otros luchan por escapar de los ataques del enemigo. De repente, ves a uno de los líderes de la tropa, que por coincidencia es también líder en tu iglesia. Corres hacia él y le preguntas: «Hermano, ¿por qué no puedo usar estos aretes?».
¿Te parece absurda la pregunta? Pues así es como deberíamos sentirnos al desviar nuestro enfoque de la misión que Dios nos ha encomendado. Vivimos en una guerra espiritual y a menudo hemos estado más preocupados por nuestra apariencia, nuestros deseos y nuestras necesidades que por nuestra salvación y la salvación de nuestros seres queridos que sufren en este mundo.
El problema no es tener dudas. El gran problema es mantener el enfoque correcto. Muchos pasan el tiempo preguntándose hasta dónde pueden llegar sin pecar. Quieren saber cuál es el límite e ir hasta ese punto. Nuestra meta debe ser amar a Cristo sobre todas las cosas, ser como él y cumplir la misión.
Si nuestro enfoque fuera agradar a Dios y no solo velar por nuestros propios intereses, todo lo que hiciéramos, ya fuera lo que comiéramos, nuestros estudios, nuestra ropa, nuestras conversaciones o incluso nuestro tiempo de ocio, sería para honrar y engrandecer el nombre de Dios.
¿En qué te has centrado, en agradar a Dios o en hacer tu propia voluntad? La Biblia nos ofrece ejemplos de soldados fieles que cumplieron su misión y dedicaron su vida a Dios. Inspírate en ellos; pide a Dios que te abra los ojos y te ayude a ver el escenario de guerra que te rodea y a ser un soldado fiel de la tropa de Cristo.