Los pensamientos de Dios
“Oh Dios, qué profundos me son tus pensamientos; ¡infinito es el conjunto de ellos! Si yo quisiera contarlos, serían más que la arena; y si acaso terminara, aún estaría contigo” (Salmo 139:17, 18).
Al regresar de la playa, una de las actividades más incómodas para Marina fue quitar toda la arena que tenía en el forro de su traje de baño. Por mucho que lo lavara, parecía que todavía había arena en los bordes, cerca de la costura. Tardó mucho en sacarla. Después de todo, la playa es un mundo de arena.
Un día, mientras leía la Biblia, la niña se topó con el Salmo 139, versículos 17 y 18. ¿Sería posible contar todos los granos de arena de la playa que frecuentaba su familia? Una vez, empezó a contar los granos que había sobre la pancita de su hermano, pero pronto se dio por vencida. ¡Era mucha arena! ¡Imagínate contar la arena de las dunas del desierto de Atacama, en Chile; o del desierto del Sahara; o toda la arena del mundo! ¡Incluso en nuestra imaginación más salvaje, no podríamos entender un número tan grande! Renunciaríamos fácilmente a la cuenta, como hizo Marina.
¿Y los pensamientos de Dios acerca de su pueblo son más numerosos que la arena? ¡Guau! Según la Biblia, son pensamientos preciosos. Eso significa que son buenos.
¿Alguna vez te has sentido olvidado? La Biblia nos ayuda a recordar que Dios siempre piensa en nosotros. ¡Cuán grande, maravilloso y bueno es él!
