Tiempo de orar
“Le dijo a Pedro: ‘¿Ni siquiera una hora pudieron ustedes mantenerse despiertos conmigo? Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación. Ustedes tienen buena voluntad, pero son débiles’ ” (Mateo 26:40, 41).
Después de haber compartido la última cena con los discípulos, Jesús se retiró para hacer algo especial. Le gustaba, y necesitaba, estar en comunión con Dios. Al estar cerca de su muerte, decidió ir a un huerto, llamado Getsemaní. No fue solo; invitó a tres de sus discípulos a acompañarlo. Alejándose un poco de ellos, comenzó a orar, porque sabía que necesitaba mucha fuerza de Dios.
Pero, desafortunadamente, sus discípulos no pudieron unirse a él. ¿Sabes por qué? Porque se durmieron. Tres veces Jesús se les acercó para que juntos buscaran a Dios, pero estaban durmiendo. A Pedro le dijo lo que lees en el versículo de hoy.
Jesús sabía que necesitaba orar por la victoria sobre el mal. Cuando se sintió solo, un ángel poderoso fue enviado para protegerlo. Solo logró ganar porque dio un paso importante: la comunión por medio de la oración.
¿Cuánto tiempo has dedicado a buscar a Dios en oración? ¿Oras cuando te levantas y cuando te vas a dormir? ¿Recuerdas orar antes de comer o en otros momentos del día? Los discípulos cambiaron la oración por el sueño. No cambies la oración por el celular, los videojuegos, la pereza o cualquier otra cosa.