
«Por eso estamos todos tan amedrentados y descorazonados frente a ustedes. Yo sé que el Señor su Dios es
Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra» (Josué 2:11).
La historia bíblica de Rahab es un testimonio inspirador de cómo la fe y la confianza en Dios pueden cambiar nuestro destino, sin importar nuestras circunstancias.
Rahab era una mujer que vivía en Jericó, una ciudad que estaba a punto de ser conquistada por el pueblo de Israel bajo el liderazgo de Josué. Cuando dos espías israelitas llegaron a Jericó, Rahab los escondió y les proporcionó información vital sobre la ciudad y sus habitantes. Lo más sorprendente es que Rahab reconoció al Dios de Israel como el Dios soberano en el Cielo y en la Tierra.
A pesar del temor que todos en Jericó sentían por la llegada de Israel, Rahab creyó en el poder de Dios y tomó medidas para proteger a los espías. Su fe y su valentía la llevaron a la salvación y a la oportunidad de un nuevo comienzo.
Esta historia nos ofrece una lección valiosa sobre la importancia de la fe y la confianza en Dios. En la adolescencia, a menudo enfrentamos desafíos y momentos de incertidumbre. Rahab, a pesar de vivir en una ciudad condenada, creyó en el Dios de Israel y actuó en consecuencia. Su fe la salvó y la llevó a una vida nueva. Esta historia nos recuerda que, sin importar lo que hayamos enfrentado en el pasado o las dificultades actuales, podemos encontrar esperanza y salvación al confiar en Dios.
Rahab nos anima a confiar en el poder de Dios pase lo que pase, aunque nosotros no veamos una salida. Sigamos el ejemplo de Rahab al reconocer que Dios es soberano en el Cielo y en la Tierra y confiar en su poder para guiarnos y salvarnos.
Oración: Querido Dios, ayúdame a confiar en tu poder y a reconocer que eres el Soberano del universo.

