En la fuerza de Dios
“Cuando alguien hable, sean sus palabras como palabras de Dios. Cuando alguien preste algún servicio, préstelo con las fuerzas que Dios le da. Todo lo que hagan, háganlo para que Dios sea alabado por medio de Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder para siempre. Amén” (1 Pedro 4:11).
¿Qué significa servir “con las fuerzas que Dios le da”? Significa hacer nuestro trabajo en el poder del Señor, no con nuestras propias fuerzas.
Nuestros talentos vienen de Dios. Incluso el tiempo que tenemos para servir nos lo da él. Desafortunadamente, a veces nos olvidamos de Juan 15:5: “Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada”.
Es fácil confiar en tus propios esfuerzos, tus propias ideas y tu propio trabajo, y olvidarte de depender de Dios. Pero solo en su fuerza podemos hacer una obra que lo glorifique.
Por otro lado, algunos piensan: “No tengo suficiente talento. Fulano es mejor que yo. No me siento preparado para hacer eso”. ¡Ups! En Cristo, podemos hacer cualquier cosa (Filipenses 4:13).
¿Cuándo fue la última vez que te ofreciste a hacer algo por alguien? ¿Contabas con tus propios esfuerzos? ¿Esperabas recibir algún reconocimiento especial por tu arduo trabajo? ¿O realmente estabas usando los dones y las habilidades que Dios te ha dado para glorificarlo? “Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo” (Mateo 5:16).
Tus buenas obras ¿atraen la atención de los demás solo hacia ti? ¿O señalan al Padre celestial? Si tus actitudes son la única “Biblia” que algunas personas leerán, ¿qué tipo de cosas podrán “leer” acerca de Dios en ti? Cuando tengas la oportunidad de ayudar a alguien, honra a Dios con tu servicio.