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«Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!» (2
Corintios 5:17).
La transformación de Saulo (más tarde conocido como el apóstol Pablo), registrada en Hechos 9:1 al 19, es un ejemplo notable de una vida completamente cambiada luego de un encuentro con Cristo. Saulo, un perseguidor de cristianos, tuvo un encuentro con Jesús en el camino a Damasco, que lo transformó en un ferviente seguidor de Cristo y un poderoso defensor del evangelio. Esta dramática transformación demuestra el poder de Dios para cambiar y renovar vidas. Veamos qué aspectos resaltan en esta historia.
Renovación y redención. La transformación de Saulo ilustra el poder de Dios para renovar y redimir incluso los corazones más endurecidos. En Cristo, podemos dejar atrás nuestras viejas costumbres y convertirnos en nuevas creaciones.
Arrepentimiento y fe. La respuesta de Saulo al llamado de Cristo muestra la importancia del arrepentimiento y la fe en la transformación. Saulo se alejó de su antigua vida, creyó en Jesús y fue transformado por su gracia.
Testificación. Después de su transformación, Pablo se convirtió en un predicador apasionado del evangelio. Nuestra transformación en Cristo debe llevarnos a compartir las buenas nuevas y ser embajadores del poder transformador de Cristo.
La historia de la transformación de Saulo en el apóstol Pablo nos recuerda que, a través de Cristo, podemos convertirnos en nuevas creaciones y dejar atrás nuestras viejas costumbres. Nuestra transformación tiene sus raíces en el arrepentimiento, en la fe y en una vida dedicada a vivir el poder transformador del evangelio.
Oración: Gracias, Padre, por la historia de la transformación de Saulo.
