Liderar con propósito
“El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor” (Proverbios 16:9).
Conocí a una joven líder cuyo corazón latía fuerte por la misión. Su inspiración provenía de Proverbios 16:9, que señala que, aunque podemos planear mil cosas, el plan de Dios es el que finalmente marca el ritmo de nuestra vida. Con esa idea en mente, se lanzó a la aventura de liderar. Captó rápido que ser líder no se trata de quién manda más, sino de quién sirve más. Y así, con humildad y buen ánimo, comenzó a dejar su huella en los demás.
Aférrate al estilo de liderazgo de Jesús, el Maestro siervo. Liderar no es para inflar el ego, sino para estirar la mano y ayudar a otros. Desarrolla una visión que sea clara como el agua y un sentido de misión que te haga vibrar. Mira la joya oculta que encontramos en Proverbios 29:18: “Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley!”
Dale al botón de búsqueda de sabiduría y dirección en la Biblia. Un líder que se la pasa escuchando consejos de los buenos y sigue el GPS de Dios, ese sí que va por buen camino. Ponle pilas a tu equipo, hazles sentir que pueden dar más y estimula su crecimiento. Un verdadero líder quiere ver a los suyos llegar lejos. Sé un ejemplo: que tus acciones, tus valores y tu presencia misma hablen por ti. Contagia tu entusiasmo. Para llevar el ritmo, hay que saber escuchar, hablar con voz clara y comunicarte bien con tus liderados.
El camino del líder es desafiante, pero forma parte del plan de Dios. Si entras al liderazgo de servicio, le pides al Espíritu que te muestre el camino, identificas tu misión, buscas la sabiduría, marcas el paso y te comunicas de manera efectiva, te vas a convertir en un líder que inspire y que anime a otros a alcanzar nuevas alturas. Recuerda que estar al frente es una gran oportunidad para ser de bendición para los demás.
Oración: Te agradezco, Dios, por confiarme la responsabilidad y el rol del liderazgo.
