
Pornografía 3.0
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8, RVR 1960).
La pornografía es un problema serio que puede desviar tu brújula moral y dejarte con una imagen borrosa de lo que es el amor real. No solo puede hacer que te sientas aislado de los demás, sino también puede distorsionar tus relaciones y tu entendimiento del respeto y el afecto genuino.
Como jóvenes cristianos, estamos llamados a vivir la pureza por respeto a nosotros mismos y como reflejo del amor de Dios hacia nosotros. Cada clic cuenta; elige sabiamente y mantén tu mente y tu corazón alineados con lo que realmente vale la pena. Pero escucha… Si estás lidiando con la pornografía, primero recuerda que no estás solo. Aquí van algunos consejos para ayudarte a superar el hábito:
Sé real: Admitir que la pornografía no es aceptable y que va en contra de ser puro y auténtico es el inicio para cambiar.
Chatea con Dios: Échale un parrafito de confesión a Dios, quien, según 1 Juan 1:9, está listo para perdonar y hacer borrón y cuenta nueva.
Equipo antipornográfico: Apóyate en personas de confianza. Conversa con algún adulto o un líder que te caiga bien para que te apoye.
Cerebro 2.0: Dale un “reinicio” [refresh] a tus pensamientos con la Biblia. Romanos 12:2 es la actualización que necesitas para pensar en cosas mejores.
Límites digitales: Pon guardia a tus aparatos, con filtros y menos tiempo en la red.
Ocúpate: En vez de ver cosas turbias, lánzate a leer, orar, hacer deporte, crear o ayudar a otros.
Autodisciplina y oración continua: Proverbios 25:28 dice que el dominio propio es indispensable. Ora como si no hubiera mañana, y así mantén tu espíritu en forma.
Tropiezos y levantadas: Si te caes, no te desanimes. Filipenses 4:13 dice que todo lo puedes con la ayuda de Cristo. Así que, ¡adelante!
Maratón, no cien metros planos: La libertad no llega de golpe. Confía en Cristo y, si hace falta, pide ayuda a profesionales.
Con estos consejos y con Dios de tu lado, puedes dejar la pornografía y vivir una vida plena.
Oración: Señor, tú dices que soy más que vencedor a través de ti, y que me amas