
Vivamos en la luz
“Vivamos decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, ni en inmoralidad sexual y libertinaje, ni en desacuerdos y envidias” (Romanos 13:13).
Imagina que estás en un apagón total, intentando moverte sin tropezar con nada. Una vez, mi hija Melany me gritó en plena madrugada. Yo estaba tan en modo pánico que salí disparado hacia su habitación y ¡pum!, me comí la puerta que estaba abierta de par en par. Veía estrellas, de verdad. Si hubiera tenido una linterna, la historia hubiera sido otra.
Así es como Dios quiere que nos conduzcamos: como luces en la penumbra del mundo. Hoy nos vamos a sumergir en Romanos 13:13 para entender cómo podemos reflejar la luz de Cristo en este mundo que, a veces, parece un laberinto.
La Palabra nos ofrece consejos clave que nos señalan un camino de amor para hacer las cosas bien. El versículo arranca con “vivamos como a la luz del día”, que es como decir: “Sé íntegro, sé honesto, sé una buena persona en todo lo que hagas”. Incluye esquivar lo malo, la inmoralidad, las fiestas escandalosas, las broncas y los resentimientos, que son trampas en las que el Enemigo quiere que nos hundamos. Al evitar todo eso, nos mantenemos en la zona iluminada de Cristo.
Pablo nos está diciendo: “Vivamos como a plena luz de día”. O sea, que todo lo que hagamos sea claro y abierto, sin nada turbio ni escondido. Vivamos de tal forma que cuando nos alumbre la luz de la verdad, no tengamos nada que temer. Recuerda que, como amigos de Cristo, nos toca ser faros en medio de las tinieblas. Siguiendo lo que nos dice Romanos 13:13, podemos vivir de una forma que glorifique a Dios y muestre su amor a todo el que nos rodea. ¡Que la luz de Cristo brille en nosotros!
Oración: Querido Dios, que mi vida sea un reflejo de tu amor y de tu verdad.